Lo dicho: Olga Sosa y su protector Erasmo González, siguen lastimando la campaña del precandidato morenista, Américo Villarreal Anaya. En Matamoros, la dama, hizo más daño que la campaña negra que le han dirigido al aspirante a la gubernatura de la IV T.
Sosa, -sin proponérselo, se infiere- generó una fractura en el bloque de diputados locales que se sumaron al proyecto de Villarreal Anaya.
En varios eventos del cierre en aquel puerto, la ex legisladora federal, se dedicó a bloquear en los eventos a Armando Zertuche Zuani -líder de la mayoría morenista en el Congreso local- y a sus compañeras de bancada.
Pretendió bajar de las mesas principales a la diputada Cassandra de los Santos e hizo varios intentos por quitar protagonismo a la presencia de Zertuche a los eventos. (Ordenó que no mencionaran su asistencia).
Con Cassandra, Sosa se pasó de la raya.
El coordinador del evento, tuvo que escuchar la absurda petición de Sosa: bajen del presídium a Cassandra. Casi lo logran. Zertuche tuvo que intervenir ante la denuncia que recibió de la diputada de los Santos.
Lo grotesco del asunto, es la actitud de Olga. Vociferó en varias mesas, insultos en contra de la legisladora riobravense.
Argumentó, que el blanco de sus incomodidades, era una mujer de cuestionable moral -por decirlo amablemente- que se había desempeñado en trabajos de reputación nada éticos.
La conducta de Sosa -quien participó en una secta sexual, dirigida por los hijos del presidente Carlos Salinas de Gortari, y son conocidas sus íntimas cercanías con Ricardo Gamundi y Egidio Torre Cantú- y su discurso de odio, fue grabado por gente cercana a la diputada que fue electa por los riobravenses.
De otra forma: hay pruebas de su enfebrecida postura.
Cassandra, pide una disculpa pública a Olga.
Lo relevante políticamente: de los Santos, amaga con no asistir a ningún evento del precandidato Américo, si la tampiqueña sexosa -por la comunidad, en la que militó- no le ofrece una explicación de su negro proceder y no frena su lengua de cicuta.
El hecho, pareciera una telenovela con una devaluada villana.
Pero no.
Es el claro reflejo de la postura sectaria de la Banda del Guachicol: pretende secuestrar al `precandidato para repartirse la administración estatal, que ellos consideran su exclusivo y grande pastel.
El fondo de la estrategia de los guachicoleros, es tapar el paso de Zertuche Zuani y diputados leales, que jugaron -como se sabe- en la contienda interna de MORENA, con Rodolfo González Valderrama.
Erasmo y seguidores, hoy por hoy, son el principal dique que frena la suma amplia en MORENA y en el comité de campaña de Américo.
Villarreal Anaya, tiene que cerrar esa página que sus perniciosos compañeros insisten en dejar abierta.
Sumar a actores que restan, -es el caso de Sosa y Erasmo- no es lo más saludable en una campaña.