Dos fenómenos de la mayor importancia, concurren hoy en el escenario político y económico del país: el primero se traduce en que nunca antes como ahora, una fuerza partidista surgida de la entraña popular,(MORENA) había ejercido tal supremacía en las urnas, borrando casi del poder al grupo tradicional de partidos, surgidos de la era neoliberal, en la década de los ochenta.
No es casual que, hoy, tres siglas ideológicamente disímbolas estén uniendo sus debilidades para tratar de competir electoralmente contra el Movimiento de Regeneración Nacional. En otras circunstancias, el PAN, el PRI y el PRD seguirían haciendo su show basado en una democracia de arreglos y de complicidades.
La alternancia del poder, se le acredita al Presidente Carlos Salinas, cuando favorece la entronización de la primera gubernatura panista, a cambio de recibir todo su respaldo, en un sexenio que llegó débil, después de la célebre caída del sistema.
Pero la verdadera hermandad de lo que años después se conocería como el PRIANATO, se consolida con la alternancia panista en la Presidencia, durante el gobierno de Vicente Fox
La campaña del guanajuatense en el 2000, estuvo precedida de un discurso ponzoñoso y agresivo contra el PRI. Lo menos que les dijo fue tepocatas y víboras prietas. Pero al final terminó cohabitando políticamente con ellos.
El caso del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca es copia fiel y recurrente de este episodio que antepone el pragmatismo rampante, a los principios doctrinarios del PAN fundado por Manuel Gómez Morín.
La hilvanada de un segundo sexenio azul con Felipe Calderón, y su aquiescencia para el regreso del PRI de Enrique Peña Nieto, terminarían por definir el espectro de un statu quo, cuyos escándalos en tiempo de redes sociales, detonaron el hartazgo.
Incluso, en el 2012-2018, la izquierda perredista que en algún momento llegó a significar algún honorable contrapeso, se sumó ya de manera abierta a la fiesta pantagruélica del poder y de los privilegios, haciendo a un lado todo tipo de escrúpulos. El apoyo a la reforma energética de Peña Nieto fue su expresión más clara y definitoria.
Resulta de lo más interesante todo esto, porque vemos que en solo 20 años, los límites programáticos e ideológicos se rompieron, se hicieron trizas. Y lo que antes era un sistema de partidos de derecha, de izquierda y de centro izquierda, se diluyó al calor de las ambiciones personales y la corrupción.
La derecha prianista llevó a dimensiones nunca antes vistas, el descarado patrimonialismo a la sombra del poder público. Y dieron rienda suelta al capitalismo de cuates.
Fue justamente en ese tramo temporal de dos décadas que maduró y se forjó el proyecto político de MORENA y de su líder Andrés Manuel López Obrador. El personaje que hoy es conocido como AMLO surge como una respuesta de la sociedad civil a la inoperancia y la descomposición de una partidocracia que ya no tenía nada que ofrecerle a los ciudadanos.
Es fecha que, tanto el PAN como el PRI van en picada, en caída libre. La supremacía de MORENA se puso de manifiesto en la pasada elección del 2021, donde el principal perdedor lo fue el partido tricolor. Y el PAN en menor grado, pero ya también perfilado a la derrota.
Hoy, a unas cuantas semanas de que AMLO se someta a la ratificación o revocación de mandato, la incapacidad y obsolescencia del prianato es más que elocuente. De hecho no existen en estos partidos liderazgos de peso que puedan dar la batalla contra MORENA y la popularidad del Presidente.
¿Entonces, que es lo que está ocurriendo?
¿Si la oposición formalmente establecida no es la que está combatiendo a López Obrador, quienes son los que están ocupado este vacío político partidista, en la guerra contra la Cuarta Transformación?
Lo que está sucediendo, es que la oligarquía empresarial más retrógrada y conservadora ha asumido ya abiertamente el liderazgo opositor. Y ello se manifiesta en la actual guerra sucia contra el Presidente y su núcleo familiar.
Primero fueron sus hermanos, hoy uno de sus hijos. Lo cierto es que la embestida ultraconservadora que se está dando, es señal inequívoca de que los verdaderos patrones del poder, los que alguna vez estuvieron moviendo los hilos, atrás del PRIAN, hoy ya están dando la cara, y buscan cerrarle el paso al Presidente, en la ruta hacia la votación del 10 de abril.
POSDATA: En el actual proceso electoral tamaulipeco, el mandatario estatal García Cabeza de Vaca sabe de antemano que, el PAN y sus partidos aliados, serán superados electoralmente por MORENA.
Por lo tanto, la única apuesta que le queda a la marca Tam, es que la guerra de lodo que traen los oligarcas encabezados por Claudio X González, debiliten de tal manera a AMLO, para que ello repercuta en la elección de junio.
Sin embargo, a decir de las encuestas y las abismales diferencias en la percepción del voto tamaulipeco, todo indica que el triunfo de MORENA, es solo cuestión de tiempo.