José Ángel Solorio Martínez
El gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, encarará en los próximos días dos escenarios: enfrentar con final dramático su desafuero o superarlo a su favor con un final más que feliz.
A estas alturas, no hay otra eventualidad. El tiempo se le acabó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para definir la controversia, ante la existencia de dos fueros: el que da la Constitución de la república o el que otorga la Constitución local. Nunca un evento de esa naturaleza, había pesado tanto en la vida de la entidad. ¿Si el gobernador se va, que pasaría en el estado? Casi nada: 1.- Se desplazaría del circuito del mando, al grupo político capitaneado por el reynosense García Cabeza de Vaca. El ciclo vital del cabecismo llegaría a su fin en compañía de sus aliados tricolores, amarillos y azules. 2.- Brotaría una real polarización: MORENA-PAN. El PRD y el PRI, pasarían a convertirse en remedos de partidos ante el colapso de sus estructuras militantes. 3.- Arrasaría en la elección el candidato del bloque político conducido por MORENA, Américo Villarreal Anaya. 4.- El escurrimiento de diputados de MORENA al PAN, podría revertirse ante el aniquilamiento del gobernador. Es decir: legisladores panistas podrían sumarse a MORENA ante un sólido y emergente gobernador de la IV T. 5.- Desde el momento de la remoción del Ejecutivo estatal, iniciaría la entronización en la región de la IV T, y la conversión de MORENA en un partido de masas. (El color guinda, se ensancharía al ocupar los espacios dejados por las presencias del PRD y del PRI). ¿Y si el gobernador, García Cabeza de Vaca se queda? Grande problema para la IV T. 1.- Instantáneamente, proporcionaría mayor potencia al precandidato del PAN-PRI-PRD. Con ello, elevaría la capacidad competitiva del Truco Verástegui. La liberación de los cargos contra el Ejecutivo estatal, imprimiría mayor confianza a la militancia azul, tricolor y amarilla; esto se reflejaría -positivamente- en los índices de preferencias del aspirante panista. 2.- Algunos alcaldes morenistas -están titubeantes- abierta o encubiertamente, se adherirían al PAN. Este fenómeno, socavaría las expectativas de Villarreal Anaya, toda vez que la estructura más potente que posee es la de los ayuntamientos guindas y no la de su partido que es inexistente. 3.- Varios diputados lopezobradristas que están arriba de la cerca, se pondrían en el regazo del panismo dejando en franca minoría a la fracción parlamentaria de MORENA en el Congreso local. 4.- Postura frágil, la de Villarreal Anaya: sus posibilidades de convertirse en gobernador, estarían puestas solamente en la influencia en Tamaulipas del presidente, Andrés Manuel López Obrador. 5.- Por evidentes razones, el gobernador ampliaría sus liderazgos en la región y en la nación. Otro escenario, no se ve.