Durante los muchos años del General Antonio López de Santa Anna en el poder, dentro y fuera del ejecutivo, quedaron profundas marcas en la conformación de México. Principalmente la rebelión de Texas y la invasión de los Estados Unidos, eventos que causaron la pérdida de una gigantesca porción del territorio nacional.
La presencia de Santa Anna y la intervención de los Estados Unidos, país que a partir de entonces haría de México su zona de influencia, han sido factores para convertir diversas circunstancias de los incipientes gobiernos de México, divididos profundamente entre republicanos centralistas y liberales, en mitos históricos por la identidad nacional.
Diversos autores consideran que el proceso de la pérdida de Texas se remonta al siglo XVII para concluir con su independencia en 1836 y que en realidad, Texas, al igual que California, Nuevo México y los dominios más septentrionales de España, nunca fue controlada desde la Ciudad de México.
Desde un principio, España intentó, sin conseguirlo plenamente, poblar los territorios del norte siguiendo el esquema de puestos militares primero, después misiones evangelizadoras y colonos. Para los colonos solo había dos atractivos: minerales y esclavos. Texas no contaba con minerales en forma atractiva y la población natural no era sedentaria y sí muy belicosa y dispersa; realidad que hizo a Texas una región poco atractiva para los colonos españoles. El gobierno virreinal se mostró siempre preocupado por el pobre control sobre un territorio que colindaba con la Luisiana Francesa.
Para 1718 funcionaba la primera Misión denominada San Antonio de Valero, ubicada en un edificio conocido como “El Álamo”. El presidio protector de las actividades evangelizadoras estaba en San Antonio de Béxar y cerca de la frontera con Luisiana, establecieron Nacogdoches y otros asentamientos menores como barrera contra los franceses. Estas instalaciones fueron abandonadas. Sin colonos voluntarios, se trasladaron forzosamente a familias indígenas, o de Cuba, o de Canarias, quienes pronto emigraron. Antes de finalizar el siglo XVIII, en todo Texas los “Colonos”, no eran más de cuatro mil,la mayoría indios domesticados.
El hecho de que se hablaba castellano y se gobernaba a la usanza ibérica, no significaba lealtad a México, mucho menos a Madrid. Se tenía lealtad hacia la región, no al gobierno español ni a su sucesor, el mexicano. Texas era una región rebelde antes del arribo de muchos estadounidenses.
En enero de 1811, los texanos respondieron al llamado del levantamiento independentista de Hidalgo y controlaron San Antonio. Al mes, fueron reprimidos por tropas virreinales, pero no perdieron su combatividad, pues sus líderes pensaban más en la independencia de Texas que en la liberación de la Nueva España.
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