Después de la revolución del 1910-1917, Matamoros, Tamaulipas, vivió dos épocas estelares en sus escenarios sociopolíticos: el jorgismo, y ahora, el lopezobradorismo. El primero en la década de los 80; el segundo, a partir del 2018, con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador que lo llevó a la presidencia de la república y de sus seguidores en este puerto que fueron liderados por el entonces candidato a la alcaldía -luego alcalde-, Mario López la Borrega.
Jorge Cárdenas González, fue nuestro Vicente Fox.
Llegó con un sobrado bono democrático que dilapidó gobernando casi igual que el PRI. Pudo, pero no quiso, sentar las bases de la transición democrática en Tamaulipas, su administración en pocas palabras: amiguismo, gobierno de corazonadas, ocurrencias para gobernar y pocas luces para buscar cambios estructurales.
Había mucho pueblo; faltó liderazgo.
Hoy, emerge de forma clara, otro liderazgo -personificado en Mario López, que bien podríamos llamar mariolopezismo- que puede hacer historia en el querido Matamoros.
En la elección que lo reeligió la Borrega, obtuvo ni más ni menos,108 mil sufragios. Récord para él, su partido y sus aliados.
Aún tiene dos años de gobierno municipal por delante.
Hizo buena la tesis del desplazamiento en importancia electoral a la siempre interesante Reynosa; Matamoros, consolidó su tendencia hacia arriba en preferencias electorales para la Izquierda.
En la votación de la revocación de mandato, el morenismo matamorense, sus simpatizantes, sus partidos y aliados, y el alcalde, llevaron al voto a un conglomerado de 73 mil 460 electores de una lista nominal de 420 mil ciudadanos.
Con casi 600 mil enlistados, Reynosa obtuvo 85 mil sufragios.
(Algo tuvo que ver Makyito y su madre, que andan aún insoportables por la derrota propinada por Américo Villarreal Anaya; se dice que el joven alcalde acudió a votar alegremente…en contra de AMLO).
Con aquel resultado, Mario se convierte en el principal soporte de MORENA y su candidato en la rica -demográficamente- frontera norte de la entidad. Estamos ante una hipotética circunstancia: si se hubieran instalado el 100 por ciento de casillas en este puerto, la votación pudo llegar a las 140 mil papeletas cruzadas.
¿Otra prueba de que Matamoros es hoy, centro de gravedad del morenismo fronterizo?
¿Otro elemento más para considerar a la Borrega como el ariete de la campaña de Villarreal Anaya en el hasta hace unos años, conservadoras comarcas septentrionales?
¿Se requiere otro dato, para visualizar la declinación de la relevancia de Reynosa en la elección venidera?
No en vano, algunos investigadores, consideran la fundación del Partido Socialista Fronterizo -en los años 30-, como una experiencia progresista, de Izquierda, en el Golfo mexicano.
Las dos pinzas del lopezobradorismo -Matamoros y Madero- embonan en esos precursores estudios de la política regional tamaulipeca.
Tamaulipas cambió.
La geografía política, cambió.
Los liderazgos en las microrregiones, cambiaron.
Irrefutable: el cambio, nació antes que la dialéctica.
Sólo falta, la aparición de los dialécticos.