+ La reforma electoral de Andrés Manuel López Obrador, tampoco se haría
+ Los obreros nada tienen qué festejar y sí mucho por lamentar este su día
+ Distintos ‘tipos de voto’ se fraguan entre el conglomerado de Tamaulipas
El proyecto de reforma electoral que Andrés Manuel López Obrador envió a la Cámara de Diputados, está destinado al fracaso, lamentablemente. Y así lo creo porque contiene propuestas que resultan necesarias para adelgazar el multimillonario gasto del Congreso de la Unión, organismos electorales y cabildos municipales.
Además, son bien vistas por el núcleo poblacional.
Entre ellas se plantea:
+ La desaparición de 200 diputaciones federales y 32 senadurías, bajo el principio de representación proporcional;
+ El retiro de financiamiento público a los partidos políticos para gastos ordinarios; y
+ La disminución de consejeros electorales.
Sin embargo, la oposición tilda a este proyecto de atentatorio contra la soberanía de los 32 estados y los 2 mil 446 ayuntamientos (que existen en el país), al pretender:
+ Reducir el número de legisladores en los congresos estatales; y
+ Regidores.
En septiembre próximo, al instalarse el periodo ordinario de sesiones y empezar a discutirse la reforma electoral –en el Palacio Legislativo de San Lázaro–, se procederá a estudiar, analizar, reformar, discutir y corregir todo el contenido de la reforma, que, en esencia, no lo es.
Más bien se trata de cambiar todo lo relacionado en cuanto a procesos electorales y la composición del Poder Legislativo (federal y estatales).
Puntos estratégicos:
En su pretendida reforma electoral, López Obrador también contempla:
+ Cambiarle el nombre al Instituto Nacional Electoral (INE), para que en lo sucesivo se llame Instituto Nacional de Elecciones y Consultas;
+ Disminuir de 11 a 7 el número de consejeros nacionales;
+ Eliminar el financiamiento a los partidos políticos para actividades ordinarias;
+ Desaparecer los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE’s);
+ Aniquilar los tribunales electorales locales;
+ Un cambio en el modelo para elegir legisladores;
+ El voto electrónico;
+ Bajar umbral para validar revocación de mandato;
+ Ampliar las excepciones para que durante los procesos se pueda difundir propaganda gubernamental;
Oferta estimable
El proyecto de reforma electoral contempla un ahorro económico sustancial en cuanto a gasto público, pues cada senador plurinominal cobra cada mes 105 mil 600 pesos, más viáticos, telefonía y combustible; aparte, al finalizar el año cobran una gratificación de 40 días de dieta bruta; y se presume que también reciben fuertes ‘cañonazo$’.
En cuanto al salario de los diputados federales, éste alcanza los 75 mil 205 pesos; más prestaciones que incluyen seguro de vida, gratificaciones y viáticos; además mensualmente reciben 45 mil 768 pesos por su asistencia legislativa y 28 mil 722 para atención ciudadana.
Eso sin contar, desde luego, con los ‘moche$’.
Otro dispendio
El financiamiento público para el sostenimiento de actividades ordinarias de los partidos políticos, alcanza los 5 mil 543 millones 960 mil 204 pesos.
Y se reparten así.
+ Partido Acción Nacional (PAN): Mil 028 millones, 601 mil 585 pesos;
+ Partido Revolucionario Institucional (PRI): Mil 007 millones, 866 mil 142;
+ Partido de la Revolución Democrática (PRD): 396 millones 337 mil 493;
+ Partido del Trabajo (PT): 378 millones 804 mil 127;
+ Partido Verde Ecologista de México (PVEM): 474 millones 031 mil 233;
+ Movimiento Ciudadano (MC): 542 millones 122 mil 562; y
+ Movimiento Regeneración Nacional (morena): Mil 716 millones 197 mil 062 pesos.
No pasará
Hasta el momento los grupos parlamentarios antagónicos a López Obrador ya dijeron que la pretendida reforma no va a pasar.
Y que será bateada al igual que lo hicieron con el proyecto de reforma eléctrica.
Para sacar avante esa iniciativa, la alianza morena-PT-PVEM requiere contar con los votos de las dos terceras parte de la Cámara baja, o sea 334 diputados, que es la mayoría calificada que estipula la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para reformar su articulado.
Al no contar con esa cantidad, el proyecto quedaría en veremos, aun y cuando los promotores de tal iniciativa digan que el Gobierno ‘se ahorraría’ más de 24 mil millones de pesos anuales.
Por vía de mientras ya empezaron los dimes y diretes mediáticos.
En la actualidad, por cierto, los 200 diputados plurinominales así están repartidos: morena, 78; PAN, 40; PRI, 39; PVEM, 12; PT, 7; MC, 16; PRD, 8; PES, 3; y uno sin grupo.
Los escaños senatoriales de representación proporcional los ostentan: morena, 10; PAN, 6; PRI, 5; PVEM, 3; PT, 1; MC, 2; PRD, 1; PES, 3; y sin grupo, 1.
Trabajadores agraviados
La conmemoración del Día Internacional del Trabajo fue instituida hace 133 años –concretamente en 1989–, para honrar a los mártires de Chicago que encabezaron una huelga demandando la reducción de la jornada laboral.
Pero en México (esa evocación) fue reconocida hasta 1923, cuando se produjo un desile obrero para recordar a los asalariados que cayeron en las masacres de Río Blanco y Cananea víctimas del fuero desmedido otorgado al rico industrial a principios del siglo XIX.
Al paso de los años la clase trabajadora se robusteció, organizó; cobró más conciencia y las efemérides las usó para plasmar mayores inquietudes y demandas laborales; pero el movimiento obrero fue cooptado a los pocos años de institucionalizarse la revolución. Y aquella insurgencia trabajadora empezó a cambiar por la genuflexión y loas al mandatario en turno, dando al traste por completo al sentido de la gesta.
Los obreros, desde entonces, empezaron a perder su conciencia de clase, hasta transformarse en dóciles instrumentos de la manipulación política, a través de sus dirigentes.
Los entreguistas
En la época neoliberal, Miguel de la Madrid Hurtado marcó el inicio de un nuevo derrotero nacional: abrió las puertas para que nuestras riquezas dejaran de pertenecer a la nación; que el sector social perdiera fuerza y el sector político se tornara caótico como preámbulo a la llegada de Carlos Salinas de Gortari, quien entregó nuestra economía a la nación más poderosa del mundo para darnos la puntilla con su política neoliberal, mientras nos engañaba con el espejismo del acceso al primer mundo.
Bajo este marco, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, en su oportunidad, gobernaron más para los dueños del dinero que para los obreros; y sumieron a la clase trabajadora en la vil miseria, para luego ceder el cargo a Andrés Manuel López Obrador, quien, por cierto, tanto se ha distanciado de la clase trabajadora que hasta promueve la aniquilación de toda organización gremial que no esté a su servicio.
Sin embargo, este señor gobierna en un contexto donde el trabajador empieza a tomar conciencia de su realidad y de sus necesidades. Ya no clama loas a sus dirigentes ni al jefe del Ejecutivo federal, quien golpea aún más nuestra deplorable economía autorizando el alza de precios.
Ejemplo de ello es su negativa a negociar un salario más justo con los sindicatos, aunque haya doblado el mínimo en la zona fronteriza.
Por eso este primero de mayo se antoja diferente.
No sólo por los desfiles que se desarrollen a lo largo y ancho de la República Mexicana, sino porque en algunas entidades pudiera ser el despertar de nuevas conciencias que corroboren que la lucha obrera no está en vías de extinción.
Correo: jusam_gg@hotmail.com
Caminante no hay camino
En México suman 21 millones los obreros que perciben salarios de hambre. Jornales miserables que resultan insuficientes para cubrir al menos la canasta básica; y ofensivos cuando se comparan con los sueldos que se pagan en otros países.
De ahí que los asalariados independientes y las víctimas del infame corporativismo ya se hayan decidido a hacer público su repudio a la política laboral ejercida por el presidente.
Con ello quedaría en claro que la clase trabajadora ya se hartó de ser mediatizada por dirigentes ‘charros’, quienes durante décadas, con la complicidad gubernamental, la han manipulado hasta el grado de ignorar sus demandas y negarse a escuchar sus quejas públicamente.
Las protestas de la clase trabajadora, por tanto, serían la mejor prueba de que los trabajadores desconfían del actual gobierno.
Cicuta
Conforme avanza el proceso electoral, es más notoria la indefinición del voto.
En Tamaulipas existen 2 millones 722 mil 596 electores, según la Lista Nominal; pero está visto que sólo participan poco más de la mitad.
Habrá, entonces, votos por convicción; de castigo; en agradecimiento a los apoyos recibidos; y por coacción…
¿Cuáles pesarán más?
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