Fue con la reforma electoral del 2007, que en nuestro país se institucionalizó el principio de igualdad y de equidad en lo que a competiciones político-electorales se refiere.
Concretamente, en el artículo 41 constitucional, se establece la normatividad que garantiza las condiciones de igualdad necesarias para que en México haya elecciones que garanticen una equidad de condiciones y como se dice, piso parejo, para todos los partidos participantes en las contiendas por cargos de elección popular.
Dicho precepto, propio de la cultura democrática global, es actualmente la piedra angular del sistema de partidos en México, un andamiaje que hasta ahora ha permitido el acceso al poder a membresías de la más diversa identidad ideológica.
Sin embargo, cuando se pensaba que íbamos avanzando y que ya habíamos salido de la etapa oscurantista, una especie de medioevo de la democracia, ahora resulta que hechos como los que se están registrando en Tamaulipas, en la víspera de las elecciones de este cinco de junio, nos remiten a un retroceso de tres lustros, lo cual aparte de lamentable, resulta ante todo, demasiado preocupante.
Porque si en su momento, los avances logrados en el derecho electoral mexicano, nos llegaron a colocar entre las naciones con unas reglas democráticas, tal vez hasta mejores que las actualmente vigentes en Estados Unidos, hoy con situaciones como las que se están viviendo en nuestro estado de Tamaulipas, estamos retrocediendo a la época del partido único, cuando las elecciones se ganaban a la fuerza y por las malas.
De facto o que se está viviendo en nuestro estado, es un escenario regresivo que nos devuelve a las épocas de los cacicazgos de horca y cuchillo.
Y es que en el Tamaulipas actual, uno de los actores políticos está aprovechando su circunstancia como dueño del poder estatal, o sea como dueño y señor de la maquinaria legal y punitiva, para quebrantar los principios de igualdad de oportunidades.
En Tamaulipas, según lo acaba de denunciar el candidato de MORENA-Verde-PT, Américo Villarreal Anaya, se pretende llevar a cabo lo que en la teoría política se conoce como una Elección de Estado. En este caso específico, impulsada desde el gobierno panista-cabecista.
Para ello, los del partido azul, han lanzado una ofensiva de corte jurídico, buscando amedrentar a los alcaldes y dirigentes del morenismo en nuestro estado.
Para muestra un botón: en la estructura burocrática de los servidores públicos que laboran para el gobierno estatal, se está ejerciendo una descomunal presión, por la vía de los ofrecimientos en dinero, que en algunos casos son de prometerles a los empleados, 10 mil pesos para la última semana de junio, todo lo anterior como condición de que voten por el candidato panista, pero que además se comprometan a llevar a diez personas más para que voten por la alianza PAN-PRI-PRD.
Para quienes están viviendo está oscura realidad que atenta contra las elementales normas del derecho electoral mexicano, lo que actualmente se está viviendo, es inédito, y no tiene antecedentes en la historia de la lucha por el poder en nuestro estado.
Porque además de que les están ofreciendo un dinero que, en el peor de los casos ni siquiera les van a pagar, si ganan porque ya van a estar fortalecidos, y si pierden porque ya no les importará en lo más mínimo quedar mal con quienes se creyeron de sus promesas, pues ellos estarán ya de salida.
Lo cierto es que les están pidiendo todo tipo de datos, hasta una fotografía de sus domicilios, con todo y mapeo de tipo satelital. Eso quiere decir que los del PAN, están por demás desesperados, y a como de lugar buscan ganar, no por las buenas precisamente, sino por las malas, como bien se está observando.
Pues bien, mientras que vemos todos los días que, crecen los ejemplos de coerción del voto de las trabajadoras y trabajadores de gobierno, de abiertas amenazas para los burócratas que no se plieguen a sus consignas, pues existen otras expresiones no menos escandalosas y flagrantemente violatorias del principio de equidad democrática en Tamaulipas.
Recientemente en el sur del estado, una brigada de jóvenes identificados con los colores de MORENA, sorprendieron a los tripulantes presuntos operadores del PAN, justo en el momento en que trasladaban miles de despensas en una camioneta.
Por eso cuando este jueves, el candidato de MORENA-Verde-PT, el doctor Américo Villarreal Anaya está denunciando ya lo que se configura como una elección de Estado, creemos existen datos y pruebas suficientes para corroborar sus señalamientos.
Lo más grave de todo esto, es que la ciudadanía en Tamaulipas, se sigue preguntando: ¿y donde están los árbitros de la democracia? ¿Dónde está el IETAM, y a que se debe que el INE no interviene y atrae estos comicios, que parecieran retroceder cien años en la historia?