Cd. Victoria, Tamaulipas.- Bien dicen que la victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana, nadie quiere ser el progenitor.
Virtualmente consumada la derrota prianista, los jefes de la Alianza Va por Tamaulipas comenzaron a buscar culpables. Lo primero que se les ocurrió fue voltear la mirada al PRI, socio en la fallida conservación del poder.
La acusación es que sus operadores no sacaron gente a votar, a lo que caben muy diversas reflexiones, menos que el ex partidazo y su jerarquía tengan responsabilidad. Si alguien se negó al amasiato fue Edgardo Melhem Salinas, el presidente estatal.
Sabía que se encaminaban al despeñadero, pero lo decidieron y ordenaron desde el CEN. Como todo priísta con la camiseta bien puesta, se disciplinó, le entró al trabajo de lleno.
Como lo comentamos en colaboración anterior, si alguien tiene autoridad para decir ¡se los dije que perderíamos! ese es Melhem.
Resistió presiones hasta el último momento, incluso las ambiciones de gente como Roberto González Barba, Mayra Ojeda Chávez y otros incrustados en el CDE que “se pelaban” por unirse al verdugo celeste. Al fin instrucción, acató la orden y se sumó a la campaña.
No les fue bien. Perdieron alrededor del 50 por ciento de su clientela –de 133 mil a 64 mil- en comparación con el proceso del 2021. Les fue mal porque no traían con qué “querer”. El socio mayor administró el efectivo.
El PRI sabe dónde y cómo “enaceitar”. Debieron pedirle consejo. Los panistas hicieron el más corriente “mapacheo”, compra de votos a 500 varos por cabeza. Hubo familias enteras que recibieron la paga. De la “casa amiga” se fueron a la autotienda.
A los “ingenieros” de Va por Tamaulipas no les faltó dinero pero sí encontrar a ciudadanos dispuestos a ser parte de la corrupción, a vender su conciencia por un pago miserable.
No fue el tricolor el que perdió. Lo arrastró un gobierno que no supo responder a las inquietudes ciudadanas, que ganó mal prestigio por la corrupción en que cayeron sus funcionarios, el dispendio y la soberbia con que llegaron y ahora se van.
El PRD nada tenía que perder. Está moribundo. Al contrario, ganaron alrededor de cuatro mil sufragios en un año, y los jefes vulgares y ambiciosos tuvieron acceso a la caja de las galletas, que era lo que les interesaba. Ganaron bien y se van con las talegas llenas.
Los culpables no están en el amasiato de tres. Están en la esquina del poder, desde donde se acordó que, si el año pasado el PAN conquistó el corazón 516 mil, y el PRI 132 mil, la suma les daría para conservar el gobierno por otro sexenio.
La derrota se empezó a gestar desde la primera semana de octubre del 2016, cuando un arrogante funcionario tomó el acuerdo de despedir a miles de servidores del Estado “acusados” de ser priístas, el mismo que ordenó amenazas y persecuciones para no liquidarlos conforme a la Ley.
Ahí está el problema, en el cabecismo. Una parte de culpa la tiene el propio candidato “Truko” que no fue capaz de desligarse de su jefe, el que cumplió varias de sus amenazas con aquello de que “para todos tengo”. Debió desmarcarse a tiempo.
No fue suficiente arrojar a la basura la “vacaseñal” y otros emblemas celestes, incluso el del mismo PAN que produce irritación en el respetable.
Con Américo renace la esperanza. La gente votó porque Tamaulipas regrese al orden constitucional y se deje de perseguir a ciudadanos de bien, que las compras de insumos y productos se hagan en esta tierra, que los funcionarios sean nacidos y paridos aquí.
Es mucha la distancia entre el primero y el segundo lugar, alrededor de 84 mil votos como para perjudicarle a Villarreal la anulación de las casillas que “manos extrañas” se robaron, o en tribunales una eventual cancelación del proceso como es la idea azul.
Hay muchas aberraciones y desprecios que llenaron el buche de la ciudadanía. Esa respuesta se dio en las urnas.
La compra de votos y las presiones no fueron suficientes para garantizarles el poder por otros seis años. Incluso se habla de boletas clonadas. El INE detectó dos casos en que electores quisieron meter a la urna dos papeletas ¿de dónde salieron? En el estado de Hidalgo se descubrieron miles de burdas copias ¿aquí también?
Los traidores como el alcalde de Madero, Adrián Oseguera, bajaron la votación a Morena, pero no alcanzaron a frustrar la victoria del cardiólogo. La ciudadanía respondió con una afluencias de más del 52 por ciento.
Américo será Gobernador. Por primera vez en la historia contemporánea padre e hijo, aunque por partido distinto, con una diferencia de 35 años.
Mientras el equipo ganador se dispone a tomar un descanso para reflexionar y regresar a diseñar el gobierno con los principios de la 4T, en el ambiente circulan varias preguntas que todavía o tienen respuesta como esta ¿cesarán las hostilidades y acoso para los morenos, principalmente los presidentes municipales?.
Acosar a los hijos, levantarles infundios y pretender encarcelarlos para “doblar” al padre, es algo que no tiene nombre y no es fácil olvidar. Los que se van deben tomarlo en cuenta antes de seguir atizándole a la hoguera. Es muy peligroso jalarle los bigotes al tigre.
Que les sirva de experiencia para la próxima, dentro de seis años, no sin antes elaborar un análisis de por qué perdieron el camino.