A estas alturas Morena ya tiene registradas a las cartas más competitivas para salir a la arena electoral a dar la lucha, pero hablando en plata limpia, le convendría elegir como candidato al menos competitivo, que no aspire a lograr con este trampolín, primero la reelección en 2024 y luego la candidatura a gobernador de 2028. En dos años permitiría realizar una auscultación más profunda para elegir al “caballo negro” para encaminarlo a los comicios para la gubernatura.
El único que hasta ahora se ha descartado en esa ruta, es el doctor Felipe Garza Narváez, quien a través de un video, asegura que su propósito es únicamente ser senador, y que su aspiración es concluir el periodo que está en curso y cuya vacante dejó por fallecimiento el doctor Faustino López Vargas, suplente del doctor Américo Villarreal, quien pidió licencia cuyo motivo es de todos conocido.
En los trascendidos se ha difundido que la corriente política guinda busca un candidato, que no aspire a participar nuevamente en 2024, cuando van a elegir dos senadores, en otras palabras, un personaje que esté dispuesto a renunciar voluntariamente a su derecho constitucional a la reelección.
Las cartas en competencia son Mario Alberto López Hernández, alcalde con licencia de Matamoros; José Ramón JR Gómez Leal, ex super delegado federal; el diputado federal Erasmo González Robledo; otros menos competitivos y que Morena decidió mantener en el anonimato, salvo que ellos lo difundan en forma personal.
Los tres primeros citados, tienen la mirada puesta en el futurismo ¿Quién de ellos no quiere ser gobernador? Garza Narváez no va en este paquete, y ya dejó muy claro que “sólo busca ser senador”.
En esas circunstancias podemos entender por qué se modificó la convocatoria de Morena para el registro de candidatos a senador, precisamente en la fecha límite de registro, que pospuso hasta el 22 de diciembre, y el plazo original era el 16 de diciembre.
A nuestro ver, lo ideal sería registrar para la elección extraordinaria a una mujer como candidata, para que aun con la reelección de 2024, la corriente guinda tendría disponible el espacio para otro candidato a senador, que sería el “tapado” para la gubernatura, y sin rivalidades con su compañera de fórmula.
EL SUCESOR DE MELHEM EN EL PRI.- Hay quienes piensan que el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, por fin los escuchó en su petición de remover a Edgardo Melhem Salinas de la presidencia estatal del partido, en un momento clave, cuando está en puerta la celebración de comicios extraordinarios para elegir un senador con su respectivo suplente.
Sea como fuere, renuncia voluntaria o instrucción superior, la realidad es que el dirigente estatal ya se va, y no complació a sus correligionarios, no por falta de ganas, simplemente era tarea nada fácil “sacar al buey de la barranca”, para decir coloquialmente. En ese marco de circunstancias inmediatamente circularon versiones en torno al relevo de Melhem.
En este caso será el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, que preside Alejandro Moreno Cárdenas el que va a determinar quien tomará las riendas del tricolor tamaulipeco. Primeramente hay un representante del CEN, Felipe Ángel González Alaniz (así, con z) que puede ser un “Delegado con funciones de Presidente” como ha ocurrido en otros estados; otra opción es, que el secretario de organización del CDE, asuma esa responsabilidad, en cuyo caso estamos hablando del hijo de Amira Gómez Tueme y Nieto de don Ernesto Gómez Lira, es decir Carlos Ernesto Solís Gómez.
Sumergidos ya en un proceso electoral, el relevo de Melhem tendrá que decidirse por lo que contemplan los estatutos y también la Ley en materia, y desde luego no habrá por lo pronto una elección. Es un año el que le faltó por cumplir al actual dirigente (en estado de renuncia), quien asumió la dirigencia el 15 de diciembre de 2019, para un periodo de cuatro años que marcan los estatutos del partido.
De paso le comentamos que la secretaria general del CDE del PRI, Mayra Ojeda Chávez, tiene licencia en virtud de que está por tener un bebé. Es cuestión de días y pronto se reincorporará a sus funciones.
Por lo que respecta a Melhem, priistas que conocen a fondo la situación del partido, reconocen que en las condiciones en que se encontraba el PRI hace tres años, igualmente ahora, no fueron las mejores para obtener resultados satisfactorios y que el dirigente estatal desde el 15 de diciembre de 2019 a la fecha, hizo cuanto pudo y estuvo a su alcance, sobre todo con lealtad a las siglas, pero eso no fue suficiente para lograr victorias en las urnas.
El contador Roberto González Barba, un priista de “hueso colorado” compartió en sus redes el siguiente comentario: “Edgar Melhem Salinas cumplió su encomienda en el PRI. La difícil situación política por la que atraviesa mi partido era y es una tarea titánica para un dirigente nacional, estatal o municipal”.
Luego prosiguió, “la carreta debe jalarse por todos y a veces no sucede así. Las lealtades estuvieron a prueba y muchos no lo hicieron”. “En lo personal vi que mi amigo Edgar, hizo un gran esfuerzo. Mi reconocimiento para él y su dirigencia”. Finalmente González Barba le reitera su amistad.
Así se cierra un capítulo más en la historia del PRI.
APORTA LA UAT PROYECTOS DE BENEFICIO SOCIAL.- Bajo el rectorado del contador Guillermo Mendoza Cavazos, se construyen alianzas con organismos e instituciones externos a la UAT, en un esfuerzo por crear nuevas oportunidades en el desarrollo de proyectos en materia científica y tecnológica en beneficio de comunidades, siempre con la participación de estudiantes de la Casa de Estudios y con la asesoría de investigadores y docentes de la misma institución.
Son diferentes planteles universitarios los que tienen una actividad muy productiva con alto beneficio social, destaca entre ellas la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la zona sur, misma que acaba de firmar convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Tampico Alto con la que estará desarrollando proyectos de impacto en el desarrollo regional.
En este intercambio se benefician ambas partes, y los trabajos se desarrollan con una planeación basada en objetivos comunes, que tienen aprovechamiento social y para la universidad la generación de conocimiento.