Al parecer, una ola autocrítica empieza a moverse en las filas del PAN tamaulipeco. La pérdida de la gubernatura y el empequeñecimiento de los liderazgos –encabezados por el reynosense, Cachorro Cantú–, están moviendo y obligando el reacomodo de nuevas posiciones y la emergencia de renovados actores.
En los recientes días, el diputado federal azul, Gerardo Peña (GP) apareció como un elemento aglutinador de los núcleos panistas, que desesperados intentan reagruparse; cohesionarse, en un proyecto re-oxigenado para seguir dominando el escenario político de la región como el partido opositor más potente y vigoroso.
La asamblea implementada y promovida por GP, a la cual asistieron los más relevantes cuadros parlamentarios del PAN, resultó un evento que hizo renacer las esperanzas de un panismo desplazado por las innumerables fallas del pasado.
Peña, no ha perdido el tiempo en confrontaciones ni censuras al trabajo desplegado por el Cachorro. Se decidió, por construir independientemente de lo que el representante del CDE del albiazul haga o deje de hacer, una burbuja que proteja los intereses partidistas de una organización que posee aun vigor: más de 30 alcaldes y más de una docena de diputados locales; y no se diga la red de aliados que existen en el Poder judicial y en los organismos autónomos.
Para esa tarea, GP echó mano de otro capital político que lo puede convertir en el líder de un panismo que parece estar descabezado: sus nexos con los actores del PAN, en el CEN, en el Congreso y en el Senado de la república. Se nota, que no perdió el tiempo en la Cámara de diputados: se vinculó con lo más granado de la Nomenklatura azul.
El arropamiento que de él hicieron, los principales actores panistas del país, –en la asamblea parlamentaria– lo erige como uno de los cuadros sobrevivientes al huracán guinda que los golpeó en junio del 2022.
Esa circunstancia, lo coloca como el sucesor del panismo fronterizo en el exilio. Y al mismo tiempo, -junto a Chucho Nader- se le ubica como uno de los aspirantes naturales para la recuperación de una diputación para el PAN el 2024.
Una ventaja que tiene GP, es su posición en la tarea parlamentaria que le encomendó su partido. Eso, le ha posibilitado mantenerse alejado de los zipizapes que han derivado en pleitos de callejón en la entidad; esa irracional práctica política de los legisladores azules en el Congreso local, los ha llevado a perder consensos en una sociedad –y electorado– que prefiere escuchar propuestas, debates y no injurias.
Eso mismo, lo está viviendo la candidata Imelda Sanmiguel. A su paso por la tribuna de la Cámara local, dejó tantas posturas irracionales que hoy se las está cobrando la ciudadanía.
Ni un parlamentario local panista, se salva de esa chamusquina.
El Moyo García, que iba despuntando, optó por entrar al uso de discursos rupturistas y estridentes que lo disminuyeron como diputado y como dirigente.
La toma de distancia del estado del ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, está generando espacios para el brote de renovados liderazgos. No se ven resultados a corto plazo; más bien, ese fenómeno de reagrupamiento, se verá en el mediato plazo.
Bien podría ser el 2024.
En el escenario estatal, la estrategia que está realizando GP, representa un paso delante de las demás organizaciones políticas del estado. Un MORENA, paralizado por la falta de iniciativa de su dirigente -y la incapacidad de su estructura: la multa del INE por más de medio millón de pesos, por no presentar informes de gastos de precampaña, es una evidencia inobjetable-; un PRI, sin fuelle y con un líder del CDE, sin idea de lo que la atmósfera político-electoral de la entidad le dicta; y unos partidos, verde y naranja, sin capital humano -y menos capital financiero- le están dando la oportunidad al PAN, para su resurgimiento.
Como dicen en el rancho: nomás de que quiera…