¿Qué está pasando en la UAT?
Algunas corrientes de opinión, dicen que el rector, Guillermo Mendoza Cavazos, está en la cuerda floja; lo dan por muerto ante el anuncio de órganos jurisdiccionales del Poder judicial, que validó un amparo promovido por algunos sectores de la comunidad universitaria, sobre el proceso eleccionario que le dio posesión del cargo a la máxima autoridad de nuestra máxima casa de estudios.
Otras voces, las más centradas académicamente, califican la mención de un juzgador federal para dar por válido el amparo, como un dictamen que no mueve para nada el resultado de los comicios internos de la Universidad.
Los académicos y algunos estudiantes rebeldes, –en evidente minoría al interior de la comunidad de la UAT– en su actuar, se asemejan a los fifís que mediante amparos han estado obstruyendo la construcción de las emblemáticas obras de la IV T en el país: el tren Maya, la refinería de Dos Bocas y la re-nacionalización de PEMEX.
La radical –no se sabe si de izquierda o de derecha– vocación democrática de los inconformes grupos uateños, les ha oscurecido su praxis: siguen poniendo los bueyes atrás de la carreta.
Es decir: aspiran a derribar a Mendoza Cavazos, antes de cambiar la norma mayor que ordena la vida de la comunidad universitaria y precisa su forma de gobierno.
Justo como los fifís: con la estridencia que generan las opiniones de los jueces, pretenden derribar al rector, para luego cambiar las reglas que se dieron las mayorías para elegir a sus representantes.
Es ahí, donde se ve la debilidad de los opositores del rector.
Mendoza Cavazos, puede ser la autoridad más antidemocrática que se quiera; pero es el depositario de la confianza de las diversas corrientes de la comunidad universitaria.
¿Qué la Ley universitaria, es vertical y antidemocrática?
Cierto.
¿Qué se requiera una reforma a la estructura de gobierno universitario?
Cierto.
¿Qué los comicios internos de la UAT, generan autoridades de las élites universitarias?
Efectivamente.
¿Qué el Patronato Universitario es un atavismo político-administrativo en nuestra Máxima Casa de Estudios?
Sí lo es.
Los detractores del rector, han recurrido al camino sencillo: meter querellas en las instancias judiciales, convirtiendo en lo que pudo ser una alternativa realmente renovadora y democrática, en una riña de barandilla; en esa estrategia, han dejado al margen, la construcción de un nuevo entramado jurídico para proponer un proyecto universitario alternativo para perfeccionar o desmantelar al vigente.
La pobreza intelectual de los opositores en la UAT, es evidente; quieren cambiar, pero no saben cómo; aspiran a un nuevo régimen universitario, pero no imaginan cómo podrían articularlo; desearían abrir un debate serio al interior de la universidad, pero no cuentan con los consensos como para desplegarlo con éxito; y lo peor: traen uno o dos candidatos –y candidatas– a rector, que en el remotísimo caso de ganar –se comenta en corrillos–, representarían a uno de sus más insistentes apoyadores: el criminal, Fernando Arizpe García.
En esas circunstancias, los enemigos de AMLO, al parecer tienen mayores capitales morales que los adversarios del rector, Mendoza Cavazos.
¿A dónde va la UAT?
No es complicado inferirlo.
El infantilismo de izquierda, lejos de erosionar al rectorado en funciones, le podría proporcionar más vitalidad –hasta hoy–. Le añade a la autoridad universitaria, tal potencia, que ahora tiene la oportunidad de optar por una salida negociada: o su renuncia voluntaria, o su estancia al frente de la rectoría por los siguientes tres años.
Difícil de creer…