*.—DENISSE AHUMADA Y SU CURRICULUM DE POLVO.
*.– 42 KILOS DE COCA, LA AVALAN PARA SER LA COORDINADORA DEL CANDIDAT@ PRESIDENCIAL DEL PAN-PRI-PRD.
*.—NO ES UN HECHO AISLADO. SE TRATA DE UNA DESCOMPOSICION QUE SE INICIÓ DESDE 1990.
El golpe, como coloquialmente se dice, sonó bofo, en el rostro azul.
El escándalo del tráfico de cocaína por parte de la panista Denisse Ahumada, llegó hasta la mañanera del Presidente. Y de ahí se viralizó por todos los rincones de la patria, justo en la antesala de la sucesión presidencial.
Desde Palacio nacional, la pantalla a todo color mostró aquel momento clave, en el que, don Cachorro Cantú y la ahora catalogada como una osada traficante de drogas, enarbolan su orgullo de pertenecer al PAN.
Por si algo le hacía falta al partido que una vez fundó orgullosamente Manuel Gómez Morín en 1939, hoy un suceso como el de la regidora panista, los arroja al desfiladero de sus expectativas políticas.
Especialistas en el humor negro, no ha faltado alguien que salga con la clásica ironía del grave momento que se vive en el panismo. Lo narran de la siguiente manera: si el PAN-PRI y PRD aun es fecha que no tienen candidata o candidato a la Presidencia, lo cierto es que ya tienen jefa de campaña.
Se refieren a Denisse Ahumada Martínez, regidora panista reclutada por el cabecismo, y presentada a la opinión pública, como una chica con el pelo pintado de rubio y llena de virtudes.
¿Porque decimos que Denisse Ahumada puede ser la próxima jefa de campaña del candidato o candidata del PAN-PRI-PRD a la Presidencia de la república?
Bueno porque, aun y cuando están en la lona, una joven regidora narcotraficante, ahora hace el milagro de que se hable de ellos, en todos los medios informativos del país.
Lo que acaba de suceder con una dama militante del PAN, detenida por la policía norteamericana, por tratar de llevar prácticamente un costal de droga a San Antonio Texas, y confesar que ya lo había hecho en otras ocasiones, es un duro revés a los planteamientos de cambio de la coalición “Va por México”.
Si ya desde antes, habían perdido la batuta, en materia de moral pública, con exgobernadores acusados de corrupción y violencia, prófugos de la justicia, hoy se puede decir que ya no tienen nada que hacer, en el debate nacional que se avecina.
Analizado en su justo contexto cronológico y político, el “Denissgate”, no es meramente un hecho aislado, sino que forma parte de todo un proceso de descomposición, en el que entraron los tres principales partidos políticos, que hasta 1990, habían dominado la escena política en México.
Fueron estos tres partidos quienes cohabitaron políticamente y se repartieron el pastel neoliberal, profundizando la brecha de pobreza y marginación en el país.
Ya todos sabemos que fue lo que ocurrió, en esta etapa de casi tres décadas, de 1990 al 2018, caracterizada por la entronización del narco, los abusos del poder gubernamental y una corrupción galopante y ofensiva para la población.
Como muestra de ello, ahí están las fastuosas residencias tanto en la capital del país, como en las entidades federativas. Aparejado a ello se borró la línea divisoria que marcaba la operación de los políticos y los cárteles de la droga.
En partidos como el PAN, la plataforma ideológica y de principios que había sido establecida por los fundadores del blanquiazul, fue echada a la basura por parte de los nuevos amos del poder panista en el país.
Se les llamo neopanistas, y su principal característica fueron los negocios multimillonarios a la sombra del poder. Ambiciones desmedidas caracterizadas por la costumbre de pasar por encima de la ley, y no rendirle cuentas a nadie.
Hoy, en el umbral de la elección presidencial del 2024, donde podrían participar casi 98 millones de electores, los partidos integrados en la coalición “Va por México”, no tienen nada que hacer. Están despojados de autoridad moral para cuestionar a MORENA , y a quien resulte su candidata o candidato por ese partido a la Presidencia.
Han perdido la batalla de cabo a rabo, ante el Presidente AMLO.