La palabra de Dios este domingo en este pasaje de San Mateo, busca alentar a sus discípulos acerca de las pruebas por las que van a pasar, para que no se desanimen, sino al contrario, para que sigan adelante en la misión encomendada.
Aunque tenían muchas razones para no hacerlo. Y esta palabra de Jesús sigue vigente, para cada uno de nosotros los que hemos dado una respuesta más cercana, paro también para cada uno de los bautizados, que también tienen una misión muy importante en la vocación que han elegido.
Podríamos preguntarnos por qué es importante tomarlo en cuanto todos y cada uno de nosotros porque habla de renuncia y de entrega, pero también de una gran recompensa, pues en nuestra vida actual tristemente realizamos las cosas no tanto por generosidad si no para obtener algo a cambio siempre.
Jesús en su generosidad y pedagogía nos lo recuerda siempre que todo lo que hagamos, recibirá recompensa, todo lo que hagamos por el prójimo, pero de manera especial lo que hacemos con quienes han renunciado a todo para dar una respuesta de entrega: los sacerdotes, las religiosas, misioneros, laicos, etc.
Algo que nos recuerda al inicio de este pasaje para poder cumplir esa misión es necesario cumplir con el primer mandamiento, es decir, tener un amor especial por Jesús tenerlo por encima de todas las cosas y nuestros intereses, las personas que apreciamos, nuestros bienes, entre otras cosas y eso cuesta mucho.
Más sin embargo es por lo que podemos empezar porque amando de corazón a Dios se va a facilitar, el amor al prójimo y el cumplir la voluntad de Dios en cada momento de nuestra vida, se va a facilitar la renuncia y vamos a hacer capaces de soportar las pruebas diarias de la vida.
Que lección tan hermosa nos da Jesús a través de su palabra, el ser generosos en todos los aspectos de nuestra vida, con nuestro tiempo en el servicio y desgaste por el prójimo, a tiempo y destiempo, así como en la ayuda generosa en cuanto nuestras posibilidades económicas y materiales.
Recordemos las palabras de Jesús, que hay más alegría en el dar que el recibir, seamos pues participes de esa alegría, si nos ponemos a pensar, tenemos un campo muy amplio en este aspecto, por ejemplo, cuantas cosas tenemos en casa o cosas personales que ya no utilizamos pero que tienen un buen uso, ropa o zapatos, a algunos artículos que ya no utilizamos.
Pensémoslo y no olvidamos la promesa de Jesús quien diere, aunque fuera un vaso de agua fría a uno de estos por ser mi discípulo no perderá su recompensa. En otro pasaje nos recuerda que acumulemos tesoros en el cielo que es lo que realmente vale la pena, porque lo material aquí se queda, más sin embargo lo que hagamos de bueno por los demás, Dios lo tomará en cuenta.
En otro pasaje del Apocalipsis 14:13, nos hace hincapié algo que nos invita en este día cuando dice: “Dichosos desde ahora los muertos si han muerto en el Señor, que descansen ya de sus fatigas porque sus obras los acompañan” como vemos, sigue vigente su promesa y sigue recordándonos lo importante de nuestras obras para obtener esa recompensa.
Pidamos hermanos, de todo corazón a Dios para que nos ayude en nuestra vida diaria a no desanimarnos, ante las adversidades, y tener nuestra vista siempre fija en lo alto, no en los bienes terrenales. Que Dios y María santísima nos sostengan en cada momento, y recuerda que Dios sin nosotros sigue siendo Dios, pero nosotros sin él somos nada.
Su amigo y servidor, Padre Lolo.