Son unos cuantos -¿nombres?- que quieren hacer “roncha” pero
jamás han ganado una batalla, menos la guerra.
Los conservadores tienen años oponiéndose a los libros de texto
gratuito, tanto como desde que se crearon en 1959, y cíclicamente le atizan
al gobierno pese a que la mayor parte viven de él.
Esos grupúsculos no son la excepción en Tamaulipas donde tratan de
recibir respiración artificial en ocasión de la reforma educativa de López
Obrador. Para su “mala suerte” –creyentes- perdieron los amparos
solicitados.
Con mente criminal buscan evitar la distribución de los libros gratuitos
a partir del próximo lunes 28 de agosto, destinados a hijos de familias
vulnerables que no tienen recursos para comprar materiales escolares.
Hacen ruido, replican presuntas razones de contenido ideológico,
errores históricos y llaman a no recibirlos o desprender las hojas de ciertos
contenidos, al más puro estilo nazista.
Trabajan casi en la clandestinidad, ensarapados en la llamada Unión
Nacional de Padres de Familia que, en territorio, no representan el auténtico
sentir de los paterfamilias, porque ellos -en ocasiones son abuelos o
bisabuelos- enarbolan el pensamiento de los clientes de instituciones
particulares y no las mayorías de la escuela pública.
Por lo general lanzan la piedra y esconden la mano, operan desde la
clandestinidad, a partir de organismos aparentemente inofensivos como los
sindicatos patronales, Coparmex, Canacos, Provida, Frente por la Familia,
Caballeros de Colón, el PAN, Partido Demócrata Mexicano (lo que quedó de
él) y otras siglas vacías.
Cuando encuentran coyuntura tratan de sacar raja política. Son
panistas, creyentes, católicos apostólicos y romanos que el fin de semana
agarran la borrachera en sus casinos para “componer el mundo” y el lunes,
con la cruda a cuestas, se olvidan de los sueños imperiales.
Son versión rural de la ultraderecha trasnochada que prefiere mandar
a su hijos a instituciones particulares, aunque en su mayor parte utilizando
becas del gobierno y descontando el pago de impuestos.
Como en 1962, 1973, 1975 y fechas posteriores, no les volverá a
funcionar. Nunca por ellos se ha detenido la distribución de los libros. No
hay amparos que valgan.
La semana anterior la jefa de Educación, Lucía Aimé Castillo,
refrendó que los materiales van porque van. Para el lunes 28 estarán sobre
los pupitres de nivel básico. No hay marcha atrás ni con las manifestaciones
callejeras que prometió la escuálida derecha victorense.
Nuestros conservadores domésticos llevan doble moral y ponen las
cruces cuando se trata de defender con la vida sus ideas ¿dogmas?. No
sabemos de algún cuerudo que se haya fajado en las organizaciones
terroristas de derecha como el Yunque, Muro y otras siglas que nacieron
para combatir la guerrilla de izquierda, financiadas por empresarios.
Bailaron al son de los “encapuchados de Chipingue” (el cerro regio) y
marcharon en contra de las reformas educativas de López Mateos,
Echeverría y gobiernos posteriores que incluyeron temas de vanguardia.
Ellos no utilizan esos textos porque no reconocen que la educación es
laica. Siguen metiendo en el costal a sus socios religiosos. Bueno, son un
mismo segmento de la reacción arcaica que sueña con volver a instaurar el
Imperio en esta Patria generosa, como le dicen.
Para satisfacción de las mayorías no pudientes, Tamaulipas se unirá
al Modelo Educativo de la Nueva Escuela Mexicana que puso en marcha la
SET. Aquellos seguirán asistiendo a sus colegios con pensamiento cristiano
conservador.
Que se las arreglen los auténticos paterfamilias de entidades donde
gobierna al PAN y opositores a la 4T. Como dijo el jefe del grupo del sur,
David Hernández Muñiz -titular de Educación con el alcalde panista José
Andrés Zorrilla, en Madero-, no harán callejoneadas en aras de su
predilección política.
Para que usted, querido lector, se de cuenta que una golondrina no
hace verano, hemos de decir que el gremio educativo -SNTE- avala y está
de acuerdo con los nuevos contenidos.
El líder de la sección 30, Arnulfo Rodríguez Treviño, ni volteó a ver a
quienes dicen oponerse y que protestan también contra el aborto, el playazo
en Miramar, que van por la “operación mochila” y fomentan que las mujeres
deben conservar su virginidad hasta el matrimonio.
Hablando de cosas distintas, hay otro tema que no tiene reversa: La
construcción de la segunda línea del Acueducto Vicente Guerrero, para
traer agua a ciudad Victoria. El Gobernador Américo Villarreal consiguió que
la Unidad de Inversiones la Secretaría de Hacienda le asigne clave para
tener derecho a recursos en el programa de obras 2024.
La secretaría de Recursos Hidráulicos (del Estado) ha calculado un
costo de 1,800 millones que deberán llegar en varias ministraciones, para
hacer una línea de 54 kilómetros, capacidad de 500 litros por segundo, para
beneficiar a 350 mil victorenses por los próximos 50 años.