Homilía del XXI Domingo del Tiempo Ordinario
Queridos hermanos reciban un cordial saludo en Jesús Maestro y Pastor.
El día de hoy, en muchas comunidades parroquiales, se tendrá la bendición de los niños, adolescentes y jóvenes que van a iniciar un nuevo ciclo escolar, también elevamos nuestra bendición para todo el personal docente de las diferentes instituciones educativas. Que el nuevo ciclo escolar sea una motivación para que se sigan fortaleciendo los conocimientos que harán de nuestros estudiantes mejores personas y buenos ciudadanos.
En la Santa Misa, hemos escuchado el Evangelio de San Mateo, ahí aparece un Jesús que cuestiona directamente a sus discípulos sobre que dicen las personas de él. Una pregunta tan antigua y presente, pues de su respuesta depende la influencia que Jesús puede tener en la vida del hombre moderno.
¿Jesús de Nazaret es una referencia en nuestras vidas? Los católicos de hoy debemos hacernos esta pregunta muy seguido, pues de eso depende nuestra vida de fe. El proyecto del Maestro Jesús debe de influir en todos los aspectos de nuestra vida, cuanto necesitamos volver a los Evangelios para encontrarnos con la vida y la obra del Hijo de Dios.
La Iglesia Católica, constantemente nos anima a poner nuestra mirada en Jesús de Nazaret, a descubrirlo en su propuesta de vida y a encontrarnos directamente con él en la Santa Misa. En muchas ocasiones ya lo he comentado sobre la importancia de la Eucaristía, cuanto bien nos hace participar en la Santa Misa, cuanto bien espiritual podemos obtener cuando celebramos la Eucaristía con verdadero amor.
En el relato evangélico, solo un discípulo es el que toma la iniciativa de responder sobre quien era Jesús y que representaba para su vida: Pedro. Cuando nuestra vida de fe tiene como centro la vida del Maestro Jesús, responderemos como el discípulo Pedro. Ante la pregunta de Jesús, los católicos debemos contestar con una respuesta cargada de espontaneidad y energía, pero sobre todo con mucha fe en Jesús de Nazaret.
Así como Pedro, los católicos de hoy debemos de anunciar a las nuevas generaciones que creemos en Jesús y en su proyecto que es el Reino de los Cielos, cuanta tarea tenemos los bautizados de anunciar el mensaje de salvación traído para toda la humanidad. Cada domingo que recitemos el Credo, recordemos la respuesta de Pedro para que nos sintamos unidos a toda la Iglesia que cada domingo expresa su fe en Jesús.
Con la respuesta de Pedro, Jesús le asegura que será la piedra donde edificará su Iglesia. Es muy importante meditar como ante la pregunta de Jesús, solo la respuesta de Pedro en donde lo reconoce como Mesías e Hijo de Dios recibe la tarea de ser piedra en la Iglesia. Los católicos debemos de reconocer que, en Pedro, se lleva a cabo la tarea que ha recibido de parte de Jesús a ser fundamento de su Iglesia.
Con este Evangelio, también nosotros podemos preguntar que representa la Iglesia para mi vida de fe. La Iglesia Católica fundada por Cristo y cimentada en Pedro, es la familia que Jesús se escogió para heredar el proyecto del Reino de los Cielos que se sigue haciendo presente en la vida del hombre de todos los tiempos.
Los católicos tenemos en el Papa Francisco al sucesor de Pedro, quien, fiel al proyecto de Jesús y bajo la guía del Espíritu Santo, lleva a la Iglesia a buscar la fidelidad del mensaje de Jesús y de su obra salvadora.
Con mi oración, cercanía y gratitud.
Pbro. Lic. Andrés Figueroa Santos