Homilía del Domingo 33 del Tiempo Ordinario
Hermanas y hermanos en Jesús, Maestro y Pastor, reciban un cordial saludo. Como Iglesia Diocesana, nos alegramos de celebrar el segundo aniversario de la llegada de Monseñor Oscar Efraín a nuestra Diócesis. Que María, Refugio de pecadores lo siga animando en su ministerio episcopal. ¡Felicidades!
En la misa del domingo, hemos escuchado la parábola del trabajador fiel, la del servidor que hizo lo que se le había pedido. De inicio, sabemos que los trabajadores no son los dueños de los bienes que les fueron confiados y que les fueron asignados según la capacidad de cada uno, pero a todos se les dio.
Cabe destacar la actitud de los dos primeros servidores que habían recibido su parte y que inmediatamente se pusieron a trabajar con lo que se les había dado. En la vida de fe sucede lo mismo, encontramos hombres y mujeres que con sus dones y carismas han hecho mucho en la vida de la Iglesia, por ejemplo los santos, que hicieron con sus dones mucho bien y que los reconocemos por su ejemplo de vida.
Dios nos ha dado a todos, repito, a todos, dones y carismas para que los pongamos a trabajar a beneficio de los demás. Hay en la actualidad hermanos y hermanas que con su testimonio de vida, son capaces de dar luz a nuestras vidas y que con su presencia son signo de esperanza. También nosotros podemos hacer mucho bien con los dones que Dios nos ha dado.
Pero en la parábola de la Santa Misa de hoy, no todos actuaron igual, hubo uno, el tercero en la parábola, que sin mayor problema escondió el dinero que se le había confiado. Su actitud, totalmente contraria a la de los otros dos, refleja muchas cosas, poco interés, miedo a los grandes proyectos, indiferencia y hasta cierto desprecio por el trabajo que se le había confiado.
La actitud del “Siervo malo y perezoso” es tan antigua y tan presente en nuestros tiempos. Hoy se muestra poco ínteres por el tema religioso, hay mucha indiferencia a lo sagrado e incluso existe un disfrazado desprecio a lo divino. Nuestras actitudes en el ámbito de la fe católica dicen mucho de nosotros. Para algunos hermanos su vida de fe se percibe en la vivencia de sus sacramentos, de sus oraciones de sus buenas obras y para otros, ya no hay vida de piedad y viven su fe de manera fría y sin ningún compromiso¿Cómo estamos viviendo nuesta vida de Fe?
Nosotros los católicos reconocemos que todo lo hemos recibido de Dios. Nuestra vida esta llena de dones y regalos que nuestro Buen Padre Dios, nos da a manos llenas. ¡Cúanta generosidad hay en Dios! ¿Qué hacemos con los dones que Dios nos ha dado? Pongamonos a trabajar con los talentos que se nos han dado, para que al final de nuestra vida podamos escuchar: ¡Te felicito, siervo bueno y fiel!
Con mi oración, cercanía y gratitud.
Pbro. Lic. Andrés Figueroa Santos