(MT 25, 31-46)
En este domingo 26 de noviembre, se culmina un año litúrgico más, y que mejor con la festividad de Cristo Rey, la cual al igual que al final de un año civil, nos tiene que ayudar a interiorizar nuestra vida y así como en el final y comienzo de un año civil, analizamos y hacemos propósitos para nuestra vida, así también debemos de renovar nuestro ser como cristianos.
Este evangelio con esta invitación que nos hace nos motiva a recordar lo que Dios tiene preparado para todos y cada uno de nosotros, si lo hemos merecido, con una espectacular bienvenida: “vengan benditos de mi padre a tomar posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo”. Esto también nos recuerda las obras de misericordia, recordando que cuanto hicimos de bueno para con los hermanos lo hicimos con Él.
Cuentan por ahí una anécdota de un rey puso sus joyas y todos los bienes que tenía a sus súbditos para que tomaran lo que quisieran, todos comenzaron a escoger joyas de gran valor y todo cuanto ahí se encontraba. Una anciana miraba de lejos y de repente expresó que ella no elegía nada de lo allí expuesto, todos se asombraron al escucharla, más, sin embargo, eligió lo mejor, al mismísimo Rey.
Precisamente Jesús hoy nos invita a elegir lo mejor, esta mujer se quedó con lo mejor, con el dueño de todas aquellas riquezas que no solo le ofrecía lo que se expuso, sino que, obviamente tenía mucho más. Dios creador de todo nos lo ofrece, todo para nuestra felicidad, recordando que solo son medios. Para nuestra vida terrenal, el verdadero tesoro esta en tenerlo a Él.
Referente a esto, tal vez ustedes como yo, conocemos personas que tienen muchos bienes materiales, más sin embargo no son totalmente felices porque no tienen en su vida al rey de todo el universo que es el mayor tesoro, que podemos tener, sin embargo, conocemos personas que económicamente no tienen muchas riquezas, pero si tienen a Dios en un primer lugar.
Recuerdo también con este texto, un juego de cuando era niño y que tal vez ustedes también conocen, en el cual se sentaba ya sea un niño o niña al frente de un grupo de niños participantes, y decían “el rey pide” o “la reina pide”, y pedían algún objeto, como un tenis, un arete, un reloj… y el niño que con mayor rapidez traía lo que el rey o reina pedía, era el ganador.
Es impresionante ver todo lo que uno tenía que hacer para conseguir lo que el rey pedía y lograr así ser el ganador, todos los obstáculos que había de pasar para conseguirlo, era solo un juego, pero a la vez se lo tomaban muy enserio, era una gran satisfacción lograr ganar el premio que el rey tenía para cada ganador, más, sin embargo, quienes no lo lograban se entristecían.
Jesús Rey del universo, hoy nos pide que vivamos su ejemplo en el servicio a los hermanos y así como en el juego, el rey no pedía cosas imposibles de conseguir, así nuestro Rey, no nos pide nada que no esté a nuestro alcance, nos pide poner en práctica las obras de misericordia con nuestros hermanos y de una manera sencilla, ofreciendo un vaso de agua, ofreciendo alimento, visitando a los enfermos, etc.
Recordemos que vamos a ser juzgados en el amor a Dios reflejado en el amor al prójimo, tal vez sea cierto que quizá vayamos a tener obstáculos, pero también es cierto que ningún obstáculo va a ser superior a nuestras fuerzas y posibilidades, así que de nosotros depende, el aprovechar el tiempo que se nos ofrece, porque llegado el momento no habrá vuelta atrás.
Uno dice la palabra de Dios participarán del reino y otros sin embargo serán arrojados al lugar del tormento. Al castigo eterno la decisión es tuya y mía, la oportunidad es para todos ya Jesús nuestro rey hizo la mayor parte, el resto es nuestro. Así que manos a la obra, que vale la pena conseguir la vida eterna. Que Jesús ocupe el lugar que se merece, ser el rey de nuestra vida y de nuestro corazón.
Recuerden que Dios sin nosotros sigue siendo Dios, pero nosotros sin él somos nada.
Su atento servidor y amigo, Padre Lolo.
PBRO. JOSÉ DOLORES MUÑOZ TRUJILLO