¿Era o no era el reciente paro de la sección XXX en Tamaulipas, un asunto motivado por asquerosas y mezquinas ambiciones de poder político?
El tiempo nos ha dado puntualmente la respuesta.
Durante el pasado movimiento magisterial, hubo dos maestros arnulfistas identificados por las bases, como los autores de la tenebrosidad y la mala vibra que, estuvieron siempre intrigando al oído del Secretario General del SNTE Arnulfo Rodríguez, en contra del gobernador Américo Villarreal Anaya.
Se sabe que fueron ellos quienes buscaron estirar al máximo la liga del movimiento , pese a que nunca contaron con el apoyo del dirigente nacional Alfonso Cepeda Salas. Mucho menos lograron el consenso de la base trabajadora de la Sección XXX.
Trasciende que fueron sus operadores los que ,mecieron las cunas de las presiones y los chantajes políticos contra las bases en los 43 municipios, para que cerraran escuelas.
Buscaron por todos los medios poner de rodillas al régimen de la 4T tamaulipeca, cosa que no lograron, y al final su teatro de berrinches sindicales, se les vino abajo, con el juntón que le dieron a su jefe ART, en la CDMX.
Todo lo anterior existe en los archivos de la narrativa sindical. Y de hecho, hoy semejante episodio estaría del todo olvidado, de no ser porque, estos dos asesores del arnulfismo, que actuaron de mala fe, movidos por resortes de ambición y poder, hoy buscan posiciones en el partido, contra el que conspiraron, aliados con los truquistas cabecistas.
Ambos personajes, émulos de los traidores y conspiradores más célebres de la historia, como el genio tenebroso Joseph Fouché, hoy se han trepado al tren de la marca guinda. Y buscan a como de lugar sendas diputaciones federales.
Mientras que Ulises Ruiz Pérez se ha anotado por el distrito IV de Matamoros, y que constituye fundamentalmente su zona urbana, su gemelo maquiavélico Guadalupe Acuña, lo ha hecho por el distrito II con sede en Reynosa.
Lo anterior constituye un caso singular mezcla de cinismo y de amnesia política, porque, ¿como pueden dos personajes señalados de aliarse con el PAN cabecista, para buscar el descarrilamiento del gobierno morenista en Tamaulipas, buscar ahora la chiche política -electoral que ellos escupieron y pisotearon durante el paro magisterial..?
Lo más lógico sería que se postularan por el PAN. Esa decisión sí se encuadraría dentro de su congruencia política.
Pero ahora que ambos buscan una diputación por la marca guinda, nos preguntamos: ¿ese es el precio de su traición y sus puñaladas políticas, contra el movimiento obradorista en nuestro estado..? Ese es el precio de conspirar contra un gobernador que siempre les tendió la mano en señal de diálogo?
Entendemos la generosidad de MORENA, partido que en un gesto incluyente y democrático, les ha permitido el registro. Sin embargo, habrá que ver, cuales son sus verdaderas intenciones, Porque si llegada la hora de la verdad, quedan entre los que no lograron la candidatura, seguramente serán los primeros en lanzar ataques.
¿Será con esa intención que se inscribieron?
No mentir, no robar y no traicionar, es la frase emblemática del Presidente López Obrador y honrada por el gobernador Américo Villarreal Anaya, considerado como el mandatario estatal con un más alto nivel de trasparencia y rendición de cuentas en el país.
Llegado el momento de realizar el filtro de las candidaturas a las diputaciones federales en el estado, nos preguntamos si estos «dobles caras» arnulfistas pasarán la prueba de la lealtad a los principios de la Cuarta Transformación, y su ética partidista.
Lo mejor sería que, ambos personajes de la oscuridad magisterial, confesaran sus verdaderas intenciones.
¿Para que buscan ser diputados federales..? ¿Para ya empoderados quitarse la máscara como los cabecistas que son y presionar al gobierno de la 4T en Tamaulipas, a partir del próximo año?
Quienes tomen la decisión en lo que se refiere a las candidaturas para ocupar escaños en la cámara baja, en la representación popular tamaulipeca, deberán de tener mucho cuidado de no abrirle la puerta a quienes ya desde ahora se perfilan como dos “Caballos de Troya”.
O lo que es lo mismo, como dice el refrán: No hay que darle alas a los alacranes.