Me preguntan los compañeros y compañeras qué deben hacer ante el hecho de que se ha complicado la lucha en las colonias, los ejidos, los poblados, más en estos tiempos en que de repente han aparecido un día sí y el otro también, personas que dicen tener la solución a los problemas, por complicados que estos sean, y que al presentarse con el ofrecimiento de entregar apoyos a la canasta básica, recipientes de almacenamiento del vital líquido “el agua”, medicina básica, cuadernos y libretas para los que estudian, incluso uniformes, zapatos, etc., etc.
Y que a la vez se quejan de que se escasea el agua en las llaves, que no llega más que aire, pero que el recibo y cobro respectivo, ese no falta. Que hay una epidemia de roedores (ratas, ratones), porque la basura se acumula en esquinas o incluso a media calle. Que se presentan enfermedades de la piel y respiratorias, pues el agua del drenaje y/o alcantarillas se acumula en charcos pestilentes y malolientes, por días y semanas, y no hay poder humano que solucione dichas situaciones.
Evidentemente de entrada el posible lector, ve que existe una contradicción ante el problema planteado, por un lado, la gente se ha desmovilizado, pues parece que se le están solucionando sus problemas y, por el otro, se nos dice que hay uno y mil problemas afectando la vida de las colonias, ejidos y comunidades, incluso en varios casos, son ya afectaciones alarmantes, y no se explican bien a bien la situación.
Y esto se debe a que efectivamente hay una contradicción: en cuanto a resolver la problemática general por parte de la autoridad, y al hecho de que al entregar o más bien al recibir alguno o algunos de los apoyos individuales, se resuelva la familiar, ya que sobre todo en las colonias, las diferentes actividades de los colonos les impide coincidir en tiempo y lugar para discutir, analizar qué hacer, ante los problemas de la colonia, ya no de ellos como familia, sino de la colonia como un todo.
Es cierto que la propia realidad nos muestra que, ante situaciones extremas, la propia necesidad obliga a los colonos a reunirse y emprender acciones conjuntas. Es así como hemos visto a colonias tapando vialidades porque –atención– exigen que la autoridad asista a resolver la fuga del agua de drenaje, que lleva varios días y que ya es insoportable (por ejemplo).
Pero, no hemos visto la misma movilización, es decir que los colonos se organicen y salgan a exigir para que se les construya el drenaje o el sistema de agua potable, o se les incluyan en programas de adquisición o mejoramiento de vivienda, pues dichos programas están sin presupuesto, ya no se promueven y/o se han dejado a la iniciativa privada, a los desarrolladores inmobiliarios, a los particulares.
Un ejemplo claro y grave es la situación de la salud, es decir, hoy el colono al enfermarse ya no corre a la clínica del IMSS o al Centro de Salud de la SSA, hoy va corriendo al consultorio Simi, paga la consulta y compra la medicina genérica, pues ir a la clínica, significa retrasar la cura, ya que no hay consultas, están saturados, no hay medicinas, no hay estudios y, curioso, no hay movilización, no hay protesta. El problema es que no todos tienen para el Simi y la medicina genérica.
Producto de esta situación: estuvimos en el panteón De La Cruz de Ciudad Victoria, despidiendo a nuestra querida compañera Macaria García Rodríguez, de apenas 62 años, quien contaba con toda una vida por delante, ¡la diabetes se la llevó! Ella que por más de 20 años luchó por lograr una vida mejor para su pueblo, sucumbió ante la maldita enfermedad y ante la realidad maldita que está viviendo el pueblo mexicano, misma que acabamos de describir.
“Doña Maca” como le decíamos de cariño, fue originaria de Ciudad Victoria, sus padres ya fallecidos, Santos García Perales y María Mauricia García Montelongo, pudieron estudiar sólo hasta la secundaria. Se ganaban la vida trabajando. Fue la segunda de tres hermanos, con mucho esfuerzo llegó hasta la secundaria. Al terminar se incorporó a trabajar. Se casó con su esposo José Martínez Cruz, tuvieron tres hijos. En la lucha por dar a su familia mejores condiciones, se organizó en Antorcha Popular e inició un esfuerzo que pronto la destacó entre los demás compañeros.
Una vez formado su grupo de Antorcha Popular, trabaja incansablemente para que crezca, se nutra, se desarrolle, pronto lo encabeza en la lucha por sus demandas y junto con otras de sus compañeras, forman el pleno del grupo (Órgano de dirección), el cual se reúne cada semana, estudia, analiza el avance de la solución del pliego petitorio, programa y propone en la asamblea las acciones a realizar. Asiste a los llamados de la organización y participa con entusiasmo y dedicación en las actividades, con las salidas, en las movilizaciones ¡en la lucha!
Esto la lleva a ser nombrada, representante (de su grupo y pleno), en el pleno municipal, pasando –como ya dije– a formar parte de la dirección del trabajo y a comprometerse con su energía y entusiasmo a impulsar la educación, formación y crecimiento de esta vanguardia, que permita consolidar a la organización de los pobres de México: el Movimiento Antorchista Nacional (MAN).
El Movimiento cuenta con un “proyecto científico”, para conducir con esa vanguardia, la lucha del pueblo de México a la toma del poder político, y ahora sí. con el pueblo gobernando de verdad, incidir en las tareas que le permitan avanzar en su desarrollo, para alcanzar los estadios, regímenes o sistemas económicos, donde el pueblo pueda vivir mejor.
Entonces ¿qué hay que hacer?, “Doña Maca” con ¡su hacer! nos mostró, nos enseñó el camino. ¡Organizarse y educarse! ¡Educar y organizar! construyendo el arma política del pueblo: Su Partido. Compañera Macaria García Rodríguez ¡Salud!