Estamos finalizando el mes de Julio, mes lleno de bendiciones para unos y de situaciones no tan buenas para otros, pero con oportunidades de seguir creciendo en nuestra vida, tanto en cuestiones personales como en lo espiritualmente, Dios nos muestra su amor de diversas maneras, lo importante, es saber distinguir y disfrutar.
Y hablando de esas muestras de amor, en el evangelio escuchamos esa preocupación, tan grande de Jesús, por cada uno de nosotros, esta al pendiente predicando, y por medio de esa predicación, nos va señalando el camino que debemos seguir, la ruta exacta para poder con mayor facilidad alcanzar el cielo.
Y el día de hoy en este evangelio de San Juan nos muestra ese gran amor hacia nosotros, vemos como comienza predicando y ante la necesidad de el alimento material en aquel lugar tan lejano, Jesús, no lo piensa dos veces, en atender aquella necesidad, de alimento corporal, y se vale de sus discípulos, para realizar aquel signo de amor.
Felipe se pone a calcular cuantos panes se necesitaría, para alimentar a aquella multitud, y se da cuenta que es necesario una cantidad grandísima de denarios para poder, abastecer el hambre de aquella cantidad enorme de gente, Andrés colabora diciendo “aquí hay un muchacho, que trae cinco panes de cebada y dos peces, en realidad muy poco alimento”.
Jesús les da la oportunidad de colaborar con El, por que el ya tenia un plan realizado, mas sin embrago encontró respuesta generosa de estos dos discípulos y con la generosidad de aquel joven, sucede el gran milagro. De la multiplicación de los panes y los peces, que no solo saciaron el hambre de mas de cinco mil personas si no que todavía sobro una buena cantidad de alimento
Jesús en este evangelio nos deja grandes enseñanzas, para nuestra vida diaria la que ya hemos estado repitiendo anteriormente, que tenemos un Dios que nos ama un Dios providente, que esta atento de nuestras necesidades, solo nos pide que confiemos en el y que hagamos lo que nos toca hacer a cada uno de nosotros.
Nos enseña también que no solo le interesa nuestro alimento corporal, sino también el alimento espiritual, por eso se queda como alimento en el pan de la Eucaristía, que es la fortaleza en nuestro caminar, ojala y tomemos en cuenta esto tan importante que así como es necesario, trabajar por alimentarnos por las necesidades materiales, también tenemos que trabajar por lo espiritual, y poner mayor empeño en ello.
Recordemos que Jesús primero los alimento con, su palabra y luego con el alimento material cada vez que participamos, en la celebración sucede lo mismo nos alimentamos con la palabra de Dios, todos los que participamos de la celebración, y posteriormente se nos da como alimento en la comunión, lo triste es que pocos comulgamos.
Pidamos de todo corazón a Dios, que nos de la gracia de darle la importancia a lo que vale la pena nuestra salvación, que quienes podamos confesarnos y comulgar, no lo hagamos de manera esporádica o solo como requisito , sino como algo esenciales nuestra vida. Jesús hace una promesa y recordemos que lo que promete lo cumple,
San Juan nos recuerda esta promesa Jn 6,51-56 “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo voy a dar es mi carne entregada para que el mundo tenga vida” La decisión es nuestra Jesús es muy claro, nos ama y respeta nuestra libertad.
Recuerda Dios sin ti sigue siendo Dios, pero tu sin él no eres nada. Tu amigo y servidor Pbro. José Dolores Muñoz Trujillo