*.—REFORMA JUDICIAL: ¿VAN POR LOS CABECISTAS Y EGIDISTAS?
El promocional es claro y contundente: los alumnos del CONALEP Tampico que cursan la carrera de autotransporte, cuentan ya con el primer simulador computarizado de manejo. Costó 6.5 millones de pesos, con recursos propios. Muy pronto podría adquirirse un segundo equipo similar para el plantel de Reynosa.
Esta es la diferencia entre un pasado de directores que llegaban a la institución para satisfacer su libido y enriquecerse a manos llenas. Y una administración como la que preside el victorense Fernando Arizpe Pedraza. Obviamente que FAP no está solo, pues sus logros obtenidos, ya llegaron a oídos del gobernador, y ello es suficiente como para que cuente con todo su apoyo.
Actualmente, la institución se encamina hacia metas como la de instalar y equipar laboratorios de realidad virtual y aumentada en cada uno de los centros educativos de este tipo en Tamaulipas.
En el Colegio Nacional de Educación Profesional versión tamaulipeca, ya se perfila el uso de herramientas pedagógicas con tecnología de punta como son los lentes de realidad virtual. Se están llevando a cabo pruebas piloto. Y nos dicen que en el 2025, podrían ya ser adquiridos y entrar en operación.
De hacerse realidad esta modernización en materia de tecnología docente, nuestro CONALEP destacaría como la primera escuela pública en hacer uso de estas herramientas educacionales de vanguardia en todo México. Actualmente ya se utilizan en los sistemas educativos de Usa, Reino Unido y Canadá. En Latinoamérica, solo el Salvador las tiene ya en las aulas.
Definitivamente, han cambiado mucho las cosas. El organismo educativo presidido por Fernando Arizpe, ya no es aquella institución ratonera que servía solo para anidar aviadores y funcionarios que lo único que impulsaban eran los trafiques.
Hoy, realmente se están dando las armas tecnológicas a nuevas generaciones de profesionistas que ya no andarán mendigando en busca de un empleo burocrático. Esto obedece a que los egresados contarán al salir con certificados internacionales aprobados y evaluados por las propias marcas del mercado nacional e internacional.
Se busca que, al egresar, cada alumno cuente, mínimo con seis certificaciones, lo cual reforzará su valor curricular, pero ante todo generará confianza en el sector empresarial. En estas latitudes de la IP, lo que se valora mucho, más allá del titulo, son las habilidades competitivas, lo cual se hace visible desde la primera entrevista de trabajo.
Cambiaron los paradigmas de la calidad académica y su inserción en el mercado global:
Antaño, los currículums tradicionales de los egresados exhibían realidades como la siguiente: Inglés 60 por ciento; Office 50 por ciento; Windows 70. Hoy el respaldo de una certificación acredita el dominio de sistemas como Microsoft Word, sistema de diseños o Photoshop, entre otros. Todo ello con el respaldo de las mismas marcas del mercado.
Como bien se puede ver, en el CONALEP los indicadores de calidad nos dicen que se está poniendo en alto el nombre de Tamaulipas.
O sea que traen bien puesta la camiseta humanista y transformadora del doctor AVA.
—- REFORMA JUDICIAL: ¿VAN POR CABECISTAS Y EGIDISTAS?
El reciente triunfo de un aliado del clan cabecista en el PAN nacional, en la persona de Jorge Romero representará para los vacunos la oportunidad de mantener el control estatal del partido blanquiazul en el estado.
Sin embargo, se trata de una victoria pírrica, porque la marejada de nuevos jueces y magistrados, derivados de la reforma al poder judicial federal y con rápido aterrizaje estatal instruido por AVA en el 2025, representa un duro golpe contra las camarillas adineradas, acostumbradas a ponerles vendas de seis dígitos a la justicia.
En ese sentido, la estrategia de AVA nos parece acertada e inteligente: por un lado el sexenio del doctor se reafirma como el número uno del país, en responderle a la Presidenta Sheinbaum, democratizando un ámbito del poder público, donde antes solo había un sistema viciado por los privilegios, la corrupción y el nepotismo.
Ello desde luego cumple con el propósito medular de cambiar las reglas del juego de la justicia. Al menos hipotéticamente, la expectativa es en el sentido de que en salas, juzgados y tribunales, le alcen la mano a la gente del pueblo, y cancelen la subasta de fallos al mejor postor.
Pero la decisión de celebrar la elección de funcionarios del poder judicial en 2025, pasa también por el objetivo de cerrarle el paso a quienes pretendan obstaculizar la sana transformación del Tamaulipas actual. En mayor o en menor medida, en cada una de las entidades federativas, la reforma al Poder Judicial, empoderará a los gobernadores.
En el caso específico de nuestro estado, la reforma permitirá el desmantelamiento del cabecismo transexenal que el anterior gobierno dejó sembrado en dependencias clave.
Si los nuevos representantes del Poder judicial en lo federal y en lo estatal, actúan con severidad y sin dejarse seducir por los cañonazos millonarios, entonces ya no habrá pretexto para que toda una comalada de nuevos ricos fabricados por el sexenio anterior, pueden quedar impunes.
Y es que el pueblo quiere ver resultados concretos. Tanto en el terreno mediático, como en el político, ya se ha hecho demasiado ruido y se han documentado los cientos o miles de millones de pesos que fueron robados por los cabecistas y sus cómplices los egidistas que les abrieron las puertas de palacio de par en par.
Ranchos, cuentas bancarias, fastuosas residencias, la realidad supera con creces todo lo que usted se pueda imaginar. Hay un cúmulo de riqueza mal habida que no ha sido sentada en el banquillo de los acusados.
La narrativa que nos habla sobre el pasado inmediato y su impunidad para robar, ya no puede mantenerse por más tiempo, solo de palabra. Requiere sustentarse en los hechos, castigando penalmente a quien haya saqueado las arcas del presupuesto tamaulipeco.
De manera que, ahora que la rueda de la justicia ha empezado a moverse, en dirección a los personajes intocables del pasado inmediato, es el momento de demostrar que hay autoridad y determinación para castigarlos.
Somos o no somos.