La elección del Comité Directivo Estatal de MORENA por un grupo de consejeros, resta legitimidad a la nueva dirigencia. A juicio del partido, se renovarán los cuadros directivos en Tamaulipas para dar visos de institucionalidad a un liderazgo que ha sido ejercido sin la legitimidad y la legalidad de la militancia.
¿Por qué el CDE de MORENA que viene carecerá de plena legitimidad?
Porque los consejeros que votarán la renovación del órgano directivo tienen años que les delegaron esa función.
Y otra:
Muchos de los 43 Comités Municipales guindos, son inexistentes, de manera tal que no tendrán representación en el Consejo Estatal que se erigirá en órgano elector del CDE; y si la tienen, habrán de incumplir con la legalidad. Es decir: serán tan falsos, como una moneda de siete pesos.
Los morenistas, decidieron operar al revés.
En lugar de organizar el partido –se desconoce quiénes– en los lugares que no existe, optaron la decisión más sencilla: inventar consejeros en municipios donde no hay estructura dirigente para que ésos, a su vez, voten por un liderazgo estatal.
El interino líder estatal de MORENA, Juan N., no se quebró la cabeza.
Al ahí se va.
La tarea que le encomendaron, se le hizo muy agotadora.
Y sí: ir a los 43 municipios y convocar a elecciones es mover grandes ambiciones y dar garrotazos al panal. Por los que optó por el camino más facilito y burocrático: con los consejeros que están vigentes, cumplir con lo pactado por la dirigencia nacional.
En Tamaulipas, MORENA seguirá asemejándose a una secta más que a un partido.
Con decisiones de este tipo, el partido continuará burocratizándose y cada vez más, hundiéndose en el descrédito.
Si se entra al proceso electoral, con una estructura partidista invertebrada e ilegítima, la ingobernabilidad permanecerá latente para brotar en la coyuntura electoral.
Es decir: si nadie que medie entre la dirigencia y la militancia, habrá gritos y sombrerazos por las alcaldías y las diputaciones. Justamente, un interlocutor válido en estas disputas es la dirigencia envestida de legalidad y legitimidad. Sin ella, la militancia puede rebasar a sus líderes formales y llegar a un extremoso caso de violencia y rompimiento.
Es mucho el tiempo perdido.
Las victorias electorales de MORENA, por el arrastre del partido y de sus candidatos presidenciales, tiene a Tamaulipas nadando de muertito: se ha dejado llevar por las gigantescas avalanchas que les ha regalado holgadas victorias.
De esa forma, se ha tirado en una hamaca que es ajena.
Pero que el morenismo tamaulipeco la presuma como suya.
Es hora de que despierte.
El dirigente N, ni se inquieta ni se estresa.
Sigue saboreando los triunfos como de él.