El incremento de aranceles del presidente estadounidense, Donald Trump le pegó en un inicio, pero gracias a la calidad de sus productos en madera de mesquite, los compradores no lo abandonaron y pagaron el arancel y después de la polémica todo regresó a la normalidad
Los compradores estadounidenses, cautivados por la autenticidad y la calidad superior de sus piezas artesanales, no solo resistieron el golpe, absorbieron el arancel y siguieron fieles.
Del municipio de Hidalgo, Tamaulipas, Bonifacio Alvarez Hernández conocido popularmente como “El Boni”, apasionado de la madera le sacó provecho a su pasión desde hace años y hoy está viendo los frutos.
Porque en cada mueble y producto de “El Boni”late el alma de un artesano único, donde la precisión manual supera cualquier producción industrial.
Bonifacio Alvarez Hernández “El Boni”, es el único productor artesanal del estado que exporta sus productos a más de 20 ciudades estadounidenses.
Explicó que al principio la gente dudaba, pero ya que empezaron a ver la calidad, el terminado, tiempo de entrega, y la esencia del producto, quedaron convencidos y más al ver el incremento en la demanda de la producción tamaulipeca.
Con la llegada de la presidencia de Donald Trump, se implementaron aranceles del 30% sobre los productos importados. Esta medida impactó directamente nuestra cadena de suministro y los costos asociados a nuestras operaciones.
Ante este nuevo escenario, dijo que era crucial actuar con rapidez para proteger su competitividad en el mercado.
“Gracias a la alta demanda de nuestros productos y a la confianza que los compradores tienen en nuestra marca, logramos un acuerdo favorable, aceptaron asumir los costos adicionales, lo que nos permitió mantener nuestra posición en el mercado sin comprometer la calidad ni la relación con nuestros socios comerciales”, agregó.
En sus creaciones, talladas con maestría en la noble madera de mesquite no tienen límites, más ahora que ya cuenta con equipo más sofisticado, lo que llaman tecnología de punta, para satisfacer las necesidades más exigentes.
“Les hago lo que su imaginación quieran plasmar en madera, independientemente de un catálogo de productos que ya hemos realizado y que son de los más solicitados por la gente”, agregó.
Lo que ofrece va desde cajas para la carne, el pollo, para las ensaladas, baterías para la masa, los molcajetes, “además con la llamada tecnología de punta, todo lo podemos personalizar, aquí hacemos una grabación con láser, poniendo el nombre de la persona o el rancho, entre otros más”.
El grupo también elabora cucharas, palas, aunque aclara que en la Feria trajeron todo lo que prácticamente se puede cargar, pero además, tienen más variedad de productos, “hacemos hieleras, mesas, comedores, salas, barras, todo lo que el mezquite nos permite hacer”.
Lo que comenzó como un desafío se transformó en una victoria rotunda, sus productos no solo sobrevivieron, sino que se convirtieron en codiciados tesoros en hogares al otro lado de la frontera.
“Comenzamos haciendo banquitos y poco a poco nos fuimos diversificando y a la gente le gusta nuestro trabajo, los estadounidenses compran mucho los tarros, las mesas, las tablas para picar entre otros productos más”, explicó.
Así que nuestros productos ya no solo se quedan en Tamaulipas, llegan al otro lado del Rio Bravo y vamos por más, el reto es inundar el mundo entero con productos hechos en Tamaulipas, concluyó.









