Hermanos y hermanas, reciban un cordial saludo en Jesús, Maestro y Pastor.
Con alegría, la Iglesia ha iniciado en la Ciudad del Vaticano la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, titulada: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Pidamos por todos los participantes, de manera especial por nuestro Obispo Don Oscar Efraín Tamez Villarreal quien nos ha pedido tener presente la Oración por el sinodo en nuestras celebraciones liturgicas.
Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre.
Tú que eres nuestro verdadero consejero: ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones.
Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta.
Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras.
No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del discernimiento, para que no dejemos que nuestras acciones se guíen por perjuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti, para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia, sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforzemos por alcanzar la vida eterna.
Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar, en comunión con el Padre y el Hijo por los siglos de los siglos. Amén.
En las lecturas de la litúrgia de este domingo nos narran una historia muy hermosa donde todos somos personajes. El título de la historia es el viñedo de Dios. Hay dos partes en esta historia sobre las que los invito a reflexionar. ¿Cómo reaccionamos a la historia? ¿Qué tipo de personajes somos?
La primera parte de la historia es la FIDELIDAD que Dios tiene hacia nosotros. Dios, que es el propietario, preparó la tierra, quitó tanto las malas hierbas así como las piedras, para plantar las mejores vides. También envió trabajadores que cuidarían de la tierra en su ausencia. ¡Esa es nuestra vida! Dios nos da todo lo que necesitamos, incluyendo a su Hijo unigénito. Esa es la fidelidad de Dios.
La segunda parte de la historia es el resultado de haber dado al hombre la viña. Habiendo sido Dios fiel para con el hombre, el resultado fue un FRACASO. En lugar de uvas de alta calidad, había ambición. Los mismos trabajadores en los que confiaba se volvieron contra él y querían reclamar la propiedad para ellos. Incluso mataron a su único Hijo. Así pues, el fracaso en la historia no es por Dios, es por nuestro deseo de querer más, es por la dureza de nuestros corazones. Dios nos ha dado una vida para dar mucho fruto.
Cuanto tenemos que reflexionar por todo lo que Dios ha hecho y hace por nosotros. La parábola que hemos escuchado en algunas traducciones se titula “Los viñadores homicidas” pero también se puede llamar “La parábola del Propietario que confía en los viñadores”. Dios es fiel con nosotros, pero somos nosotros los que hemos fallado. Pidamos en nuestra oración, vivir de acuerdo al proyecto de Dios, que aceptemos lo que Dios tiene para nosotros, pero sobre todo que nos ayude a dar mucho fruto.
Con mi oración cercanía y gratitud.
Pbro. Lic. Andrés Figueroa Santos