El Instituto Electoral de Tamaulipas solicitó un presupuesto récord, por el orden de los 756 millones de pesos, para el ejercicio del año entrante.
La danza de los pesos y los centavos en los órganos electorales no es una polémica nueva, igual por los eventuales actos de corrupción que prohíjan, así de corte financiero, como político, pero no son los únicos.
Hace seis años, luego de “reventar” a dos Presidentes del órgano local electoral, estrangulándoles las ministaciones presupuestales, el exgobernador de triste memoria sometió esa instancia, empujando acuerdos en los oscurito.
De los 316.2 millones ejercidos en la elección local general del 2016, para el 2017, los 213 millones solicitados ya parecían mucho, cuando no se tenían que habilitar los 43 consejos municipales, 2 distritales y financiar toda la operatividad, con los insumos de una elección.
Para el 2018, que se dio la primera elección concurrente en nuestro estado -de ayuntamientos-, el gobierno estatal “le dio el primer juntón” al IETAM, que habiendo solicitado 537 millones de pesos, le aprobaron menos de la mitad.
Entonces el Instituto se convirtió en otra dependencia del gobierno estatal.
Sus funcionarios se los mandaban de la Secretaría General de Gobierno y los administrativos cada vez tenían que formarse en la de Finanzas, para justificar y esperar autorización de cada gasto.
Concretados los “acuerdos”, para el 2 mil 19 volvió la generosidad del gobierno estatal, que ”le concedió” un presupuesto de 613.2 millones de pesos al IETAM, cuando solo iban a elegirse diputados locales.
2020, otro año sin elección, los 298.3 millones aprobados, significaron un injustificado incremento de casi el 30 por ciento, respecto de su referente anterior.
Para entonces ya el IETAM estaba en franca expansión física.
Triplicó el tamaño de sus oficinas centrales, con construcciones, remodelaciones, tapizado y amueblado, más la dotación de aditamentos fijos como recubrimientos de madera y otros materiales, muebles empotrados, equipos de audio y video, acondicionamiento de aire, entre otros, en una propiedad ajena, rentada.
Los proveedores, en esencia, no fueron distintos a los del Estados y el partido en el gobierno -PAN-, a quienes llegaron, aparte, muchos de los recursos producto de las multas aplicadas por el instituto, a los partidos políticos, vía el COTACyY.
Convennientemente, las suspicacias de inicio estaban sobradamente superadas.
En el 2 mil 21, con la segunda elección concurrente -justificadas en el origen con el cuento que disminuirían los gastos electorales pero fue justificante para todo lo contrario-, al IETAM se le aprobó ejercer 559.6 millones de pesos.
Para el 2 mil 22, ya con el inminete cambio del gobierno de las complicidades, los del IETAM “se pusieron austeros” y pidieron una reducción ¡de 8 millones!, en el año cuando se elegiría gobernador.
El incremento del 75 por ciento entre el gasto de una elección de gobernador a la otra, seguía sin tener explicación, más aún, cuando muchas de las actividades de seis años atrás del IETAM, ya las había asumido el INE.
Sin ir tan lejos, el 25 por ciento que subió el gasto electoral entre los dos últimos años en los que no ha habido elección en Tamaulipas, de los 298 millones en el 2020, a los 372 en este 2 mil 23, no soportan el más somero arqueo.
Y esos 372 millones, ya pasaron por el escrutinio y ajuste del gobierno de la transformación, porque los del IETAM, el año pasado, para este, habían pedido 413 millones, es decir, 41 millones de pesos más.
Fíjese usted, la diferentes entre andar “sueltos” y que exista alguien que imponga orden.
Los consejeros electorales primero se aprobaron, para este año, un presupuesto de 406 millones de pesos, que luego se aumentaron a 413 millones, “para cubrir su aumento de sueldo”, porque se enteraron que en el Tribunal los Magistrados se habían dado tal aumento y ellos no podían quedarse atrás.
La diputación morenista, ante la inconformidad de los cómplices, no solo anularon los incrementos salariales; también ajustaron los gastos personales, para dejar aquella suma, que siguió siendo superior a la inflación respecto del referente anterior.
Ahora quieren 756 millones de pesos para el año entrante.
¿Siguen pagando “piso” a la banda de los cuernos largos?
¿O de quién es el negocio?
Son preguntas que seguramente se harán en la Secretaría de Finanzas, antes de incluir tal planteamiento en el Presupuesto General del Estado que enviarán al Congreso Local.
Y los diputados, ya lo anunció el Presidente de la Comisión Revisora, ISIDRO VARGS FERNÁNDEZ, hará lo propio.