Un cierre de campaña multitudinario, no significa que la asistencia coincida, toda, en sus preferencias electorales, pues, en su mayoría, son acarreados o ‘fans’ de los grupos o cantantes contratados para amenizar el evento tras el discurso político-electoral del candidato en turno.
Previo a éste, otros conjuntos y cantores (de menor monta) divierten al conglomerado con melodías de moda; mientras azuzados por los maestros de ceremonia los concurrentes agitan banderines y/o banderolas repitiendo una y otra y otra vez según dicten sus ‘pastores’, porras y consignas a grito abierto, aunque conforme transcurre el tiempo éstas suenan más débiles.
Llegan esos acarreados, en su mayoría, a los puntos de encuentro, en camiones o micros. Y al descender les entregan un lonche, camiseta, gorra y un estímulo económico para agradecer su ‘espontánea’ presencia.
He asistido como periodista a infinidad de cierres de campaña. Sin ver, hasta ahora, un cambio en el ritual. Aunque debo admitir que también, a los eventos, asisten los equipos de campaña, familiares, amigos y gente que sí está convencida de votar por el protagonista político, pese a ser la minoría.
En esos mismos ceremoniales, he escuchado expresiones de que sólo acuden por ‘el apoyo’ o ver y escuchar de cerca a sus cantantes y/o grupos favoritos, pero que para el día de la jornada comicial no hay compromiso. A menos, claro, que se ofrezca otro ‘estímulo’ monetario para cruzar la boleta aun cuando, en la jornada comicial del domingo próximo, tengan que posar en una fotografía exhibiendo el documento cruzado en favor de quienes les indicaron los compradores de votos.
En otra colaboración referiré lo sucio de esa práctica.
Así que retomo el tema central. El del cierre de campañas por lo que a Tamaulipas respecta.
Para no herir susceptibilidades, me abstengo de referir particularmente a cualquiera de los diez candidatos al Senado de la República y los 24 a la Cámara de Diputados; así como los más de 66 al Congreso local y los más de 130 a los ayuntamientos.
En la víspera concluyó el plazo de campaña, para todos.
Y todos, cual parte de un guion, manifestaron estar ganados.
Ninguno cayó en el error de Claudia Sheinbaum Pardo –candidata a la Presidencia de la República, por la coalición ‘Seguimos haciendo historia’–, quien irresponsablemente afirma que ‘la elección es un mero trámite’; como tampoco en la rebeldía de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz –quien abandera a la alianza ‘Fuerza y corazón por México’– y menos en la deshumanización de Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano (MC).
A lo más que llegaron, fue a cuestionar a sus pares por corruptos y ser parte de un proyecto regresivo, unos. Y los otros a sus homólogos de servir a una dictadura que amenaza con militarizar al país.
Cada cual, ofreció como ‘panacea’ para aliviar al país, al estado y a los municipios, de tantos males, su actuación legislativa o edilicia, ‘ofertándose como la mejor opción.
Al concluir los eventos, triunfalistamente manifestaron ‘estar ganados’.
Igual han hecho sus dirigentes partidistas.
Sólo que, del dicho al hecho, hay mucho trecho.
Por tanto, considero que los cierres de campaña en lo general, aunque haya asistido a cada uno gran concurrencia no son indicadores de lo que el día ‘D’ pueda ocurrir, ya en las urnas.
De cualquier forma, en los eventos hubo distracción para la gente, aun con las altas temperaturas; ‘un cariñito’, agua embotellada, lonches, gorras, camisetas, roce con las futuras autoridades legislativas y municipales y, por supuesto, muchos selfies para presumir entre la raza.
A partir de este día, los candidatos entrarían a su propia realidad, pues la Ley General de Instituciones y Procedimiento Electorales les prohíbe que realicen actividades públicas –por ser ‘tiempo de reflexión’– inclusive hasta el domingo próximo.
Puse comillas en ‘tiempo de reflexión’, pues supongo que durante esta etapa en petit comité diseñaran, algunos –y que esto quede bien claro–, su estrategia de acarreo de votantes o la compra de sufragios –como siempre ha ocurrido–, o, tal vez, sólo afinarla con sus operadores más cercanos, ya que es un tema recurrente, pero ‘normal’, en todo proceso electoral.
Amenaza creciente
El homicidio de Gerardo Guadalupe Gallegos Turrubiates –coordinador de la campaña de Manuel Silvestre Ruiz (el candidato panista a la alcaldía de Padilla), registrado el pasado martes en su domicilio–, ‘enrarece’ aún más el proceso electoral de Tamaulipas.
Sobre todo, porque el mismo día los dirigentes partidistas de la alianza ‘Seguimos haciendo historia’ denunciaron el secuestro de colaboradores de campaña de la candidata a la alcaldía de Nuevo Laredo y amenazas contra varios operadores (suyos) en distintos municipios.
Movimiento Ciudadano (MC) ha denunciado, también, un atentado en contra de colaboradores de su candidato a la alcaldía de Jiménez –Pedro Salazar Rodríguez–, resultando cinco heridos de bala.
Ambos sucesos (cruentos) ocurrieron esta semana. Y el de la frontera, la que nos antecede.
En la víspera, Norma Leticia Salazar Vázquez canceló el evento de su cierre de campaña en Matamoros, pues el intérprete que lo amenizaría fue amenazado, según denunció.
Todo esto lleva a suponer que los demonios andan sueltos…
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