Hay quienes se preguntan el motivo por el que, en el cómputo final de la elección de diputados de mayoría relativa, base para la asignación de los escaños de representación proporcional, “ya no aparecieron” los votos que recibió el candidato independiente en la contienda.
Son los mismos que afirman que si Pitágoras reviviera, al conocer del manejo de los números en las instancias político-electorales, “remoriría” en el acto.
Antes que todo, valga decir que en la elección local del pasado dos de junio, en Tamaulipas, ganó la democracia, se impuso la voluntad mayoritaria, desarticulando una a una las trampas. Manoseos, intromisiones y perversiones que hicieron todo lo posible por prolongar sus fueros.
Las instancias jurisdiccionales, no tienen más que confirmar el imperio de la voluntad ciudadana manifiesta en votos, si no quieren ser la voz discordante contra todo lo que ahora los ciudadanos han hecho valer y arriesgarse a pagar las consecuencias.
Porque de eso se trató la elección de este año: de decir un “¡ya basta!” a las inercias de la corrupción y los privilegios que dominaron y fueron creciendo hasta volverse insostenibles durante el último siglo.
Que jueces y magistrados, consejeros y comisionados, repitan el torcimiento de las leyes para favorecer a las castas de poder del pasado reciente, convertirás en grupos delincuenciales, ahora sí -con los votos del dos de junio- están expuestos al cese y la consignación, a la cárcel y el escarnio público.
Ahora sí vienen las respuestas.
En las elecciones legislativas se consideran hasta tres votaciones distintas de origen; la votación total, que son todos los votos en greña captados por las urnas; la votación válida, donde ya no se incluyen los votos que resultaron nulos y los de candidatos no registrados; finalmente la votación efectiva, a la que se restan además los votos de quienes no obtuvieron al menos el 3 por ciento del total y de los candidatos independientes.
Luego aplican conceptos como “votación ajustada”, aplicada en general y en particular a los partidos, conforme se van usando sufragios para asignar las diputaciones plurinominales de manera progresiva.
El primer escaño se asigna a todos los que obtuvieron el tres por ciento de la votación, para el caso, PAN, PRI, PT, PVEM, MC y MORENA.
Descontados ese 3 por ciento de los votos por seis asignaciones, el remanente se divide entre 8 escaños que quedan por repartir y se saca un “coeficiente electoral” en el que se dividen los votos que quedan sin usar a cada partido.
Ahí ya nada más pasan el PAN y MORENA, con dos tantos para uno y cuatro para el otro.
De los votos restantes para cada causa, en modo descendente se van asignando los dos escaños disponibles, el primero para MORENA y el segundo para el PAN.
Hasta ahí todo parece medio fácil, pero se pasa a la etapa de las sobre y subrepresentación es, donde cada partido puede tener hasta ocho puntos porcentuales de la legislatura más de los que obtuvo en votación, pero a la inversa tampoco debe bajar ocho puntos de ese referente.
El PT y el PVEM contabilizando cuatro escaños de mayoría, está en su tope, de tal manera que no puede acceder a las respectivas plurinominales que le corresponden en aquella fórmula; el PAN en cambio fija su subrepresentación en el 19.14 por ciento de la legislatura o 6.89 escaños y teniendo solo una de mayoría con 4 de representación proporcional en la fórmula primaria, eventualmente accedería a las dos cedidas por PT y PVEM.
Eso es lo que arrojan los números en mi mesa, con el cómputo final anunciado la noche del sábado por el pleno del IETAM.
Mismo, en el que no se mencionan los votos por el candidato independiente, cuya incidencia, por mínima que aparezca, modifica la distribución, reduce la subrepresentación de uno y eleva el resto mayor de otro.
En esas estamos, sin desconocer que aun falta ver las impugnaciones que puedan presentarse y la eventual cancelación de casillas en las instancias jurisdiccionales, a cuyo término se hará la asignación definitiva.
”Los traviesos” siguen sueltos y los restos de Pitágoras retorciéndose en su confinamiento.
En Victoria capital, LALO GATTÁS volvió a hacer historia como primer alcalde de izquierda, reelecto y segundo con más alta votación en la historia.
Organismos camerales y de la Sociedad Civil siguen expresándole sus felicitaciones por su triunfo en las urnas, remontando no pocas adversidades.