En el pasado inmediato de las definiciones municipales matamorenses, un frenético alcalde y su jefe de prensa Miguel Garay Avila le hicieron la vida de cuadritos al hoy alcalde electo, propalando el condicionamiento de que si iba Alberto Granados, no había negociación.
Hoy, a unas semanas de dar inicio el nuevo trienio, se rumora que el equipo saliente podría enfrentar fuertes problemas administrativos y políticos.
En su momento el borreguismo mostró síntomas de la más grave de las enfermedades del poder: la soberbia y el egocentrismo, olvidándose que es la marca MORENA y el apoyo de los liderazgos nacionales encabezados por el Presidente AMLO y Claudia Sheinbaum, y en lo estatal el gobernador AVA quienes habían hecho posible su buena fortuna en materia de poderío electoral.
Durante la víspera de los destapes, el tema Matamoros se atoró debido a los berrinches y desfiguros de un alcalde que llegó al extremo de decir que primero quería que lo recibiera el número uno en palacio de gobierno, todo ello como condicionamiento y como un mensaje de que él, (Mario López) tenía poder. Y que sin su apoyo, todo saldría mal.
El encono de la “Borrega” contra Granados tenía como su principal resorte, el hecho de que este no había pedido el visto bueno del alcalde, y se había atrevido a forjar un proyecto político propio, alejado del continuismo y la sujeción, como sí hicieron otros funcionarios de la comuna, allegados al jefe municipal.
Cuando Granados es declarado candidato a la alcaldía por MORENA, este hecho encolerizó a la “Borrega” a tal grado que, el cinco de marzo durante un evento del Partido Verde en la ciudad de Tampico, el diario Milenio recogió sus enardecidas declaraciones.
“En los próximos días tenemos que clarificar el cielo porque ahorita está nublado”, advirtió el entonces aspirante a la diputación federal, abriendo así una guerra política no solo contra Gramados, sino lanzándose al cuello de los máximos liderazgos del morenismo en Tamaulipas y en el país.
La Borrega fue todavía más allá en sus embestidas políticas: dijo que buscaría al delegado de MORENA Mario Llergo y al mismísimo gobernador frente a los cuales fijaría una postura muy determinante “sobre lo que necesita Matamoros”.
Lo anterior, de acuerdo a su obsesionada postura de cerrarle el paso a un joven político, que para esas fechas ya le había ganado la partida. Y todo ello sin hacer mucho escándalo y aspavientos.
“Voy a hablar con el delegado y con el gobernador, y llevo una postura totalmente bien determinante, sobre que es lo que necesita Matamoros y porque, ¿estamos de acuerdo? , y el pueblo es el que me va a apoyar, así de sencillo”, dijo la Borrega, ya totalmente perdido el control y el equilibrio emocional.
Pero Mario López no necesitó esperar mucho para la respuesta de ese pueblo que el invocaba, y el cual según su fiebre de poder, le era incondicional.
El 19 de marzo, justo trece días después de sus exabruptos en el evento Verde de Tampico, la Borrega recibió en su propio municipio lo que taurinamente se denomina como el descabelle, pues en un acto presidido por la abanderada presidencial Claudia Sheinbaum, el otrora campeón del voto matamorense, fue estrepitosamente abucheado.
Los gritos de rechazo, ¡fuera, fuera, fuera! se dieron de una manera tan contundente, que la misma abanderada a la presidencia de la república tuvo que intervenir para calmar los ánimos de un pueblo que con ello demostraba su antipatía hacia el alcalde. Un personaje que así concluía sus sueños de cacicazgo político. Y que sin duda alguna, aquellas eran ya señales premonitorias de lo que le esperaba políticamente en el futuro.
Las cosas entre La Borrega y Granados han ido de mal en peor. Y a pesar de que el hoy diputado federal posteriormente buscó guardar las apariencias, tomándose la foto con su archienemigo político, una nota difundida por El Universal el mismo día dos de junio, durante la jornada electoral, volvió a alborotar el avispero de los señalamientos y la evidencia de que, La Borrega llevó hasta el extremo de negar su membresía guinda, su enemistad con Granados.
De acuerdo al texto de la mencionada nota, las redes sociales difundieron fotografías y un video en el cual se observó en su momento, cuando el alcalde matamorense con licencia sufragó a favor de la candidata del PAN a la alcaldía Leticia Salazar.
De esta manera, la traición hacia MORENA y sus aliados se consumó como un acto de desquite personal, pero con amplias y delicadas dimensiones de carácter político.
Hoy, a memos de dos meses de que de inicio la administración de Granados en Matamoros, se comenta que La “Borrega” no asistirá a este emblemático evento de la máxima institución política municipal.
Los allegados de Mario López insisten en que, su patrón andará ocupado. Pero se rumora que simple y llanamente, La Borrega no figura entre los invitados.
De esta manera la rueda de la historia empieza a girar en Matamoros. Pero estos detalles son mínimos, para lo que falta, pues se dice que, la administración entrante, trae la espada desenvainada en términos administrativos.
Habrá que ver.