(LC 11: 1-13)
La palabra de Dios de este domingo, tanto en la primera lectura como en el evangelio, se centra en el tema de la oración, lo importante de orar constantemente, pero, sobre todo una oración confiada, es decir una oración de Fe. Y que mejor si le pedimos a Dios por medio del espíritu santo para que nos enseñe a orar debidamente.
Así como los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, constantemente escuchamos a las personas decir que no lo saben hacer, pero no se interesan con aprender a hacerlo. Existe una metodología, aunque en Jesús está el ejemplo más correcto de como orar, esta metodología que les comento se llama talleres de oración y que en algunas parroquias existe estos grupos.
Pero hay poca respuesta a ello debemos de tener la humildad para poder aprender y recordar que es un proceso donde lo importante es comenzar. Jesús enseño la oración del padre nuestro a sus discípulos, es la oración por excelencia es el modelo de toda oración, además es una oración corta sencilla y fácil de aprender, es la primera oración después del ángel de la guarda que se nos enseñó en casa o que aprendimos en el catecismo.
Nosotros ya sabemos estas oraciones, ahora nos toca decirla con fe, no en automático, no a la carrera, no verla como la oración, que me saca de apuros cuando me piden que haga una oración, o cuando oro al salir de viaje o antes de dormir o al despertar, debemos analizarla y disfrutar cada palabra que hay en ella.
Sobre todo, porque nos dirigimos a papá Dios, de una manera individual más personal pero que a la vez es también eclesial como parte de una iglesia. Vivimos en un mundo cada vez menos capacitado, para dialogar, de una manera personal directa, basta con ver a nuestro alrededor, todo mundo está en comunicación con los demás, pero todo a través de un aparato móvil.
La oración que Jesús nos enseña es directa personal, y sobre todo constante, a veces nos cansamos fácilmente, nos desanimamos, por que esperamos, respuestas rápidas, y hasta pensamos que Dios no nos escucha o que tal vez lo cansamos con nuestra suplica, se nos olvida que Jesús siempre cumple, su palabra solo nos pide perseverancia y fe total.
Tenemos que ser pacientes como el hombre del evangelio que va con su amigo a pedirle pan, porque tal vez no vemos resultados por lo que pedimos, no nos convienen, o no es el momento de obtenerlo, Dios como padre que es, NO nos va a conceder algo que nos lleve a la condenación.
Aprendamos a pedir cosas buenas que nos lleven a la salvación y al cumplimiento de su voluntad por eso decía al inicio que pidiéramos al espíritu santo que nos iluminara, para saber orar como se debe. Otra cosa importante, pidamos por las necesidades de los demás no solo por nosotros, seamos agradecidos, alabemos a Dios, también seamos humildes para pedirle perdón cuando fallamos.
Porque por lo general nuestra oración es solo de petición, también hay oraciones que sabemos de memoria, hay libros de oraciones, mentalmente también oramos. Pero la mejor manera de orar es desde nuestro corazón, la oración espontánea y sencilla.
También recordemos que la oración es un dialogo y el dialogo es entre dos hablemos y dejemos que Dios nos hable.
SEÑOR ENSEÑANOS A ORAR
Recordemos, Dios sin nosotros sigue siendo Dios, pero nosotros sin Dios no somos nada.
Su servidor y amigo: Pbro. José Dolores Muñoz Trujillo.








