¿Cambia la correlación de fuerzas políticas, la convalidación del fuero local, para el gobernador, de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca?
No.
No se ven, cambios de fondo en el entramado sociopolítico tamaulipeco.
El PAN, sigue en la lona política y electoralmente hablando –con sus 650 mil votos, al igual MORENA, con sus 730 mil sufragios–; el proceso de entrega recepción, iniciará el primero de septiembre con las vicisitudes del caso; Américo Villarreal Anaya, continúa con su constancia de mayoría que lo viste como gobernador electo; el PAN, sigue siendo mayoría en el Congreso local; y las manos azules, permanecen meciendo la cuna del Poder judicial tamaulipeco.
Estructuralmente, el gobernador panista, seguirá con una cobertura consensual en la sociedad de la entidad, fluctuando entre el 30 y el 33 por ciento.
De la misma forma: AMLO, podrá presumir el apoyo de más del 70 por ciento de los tamaulipecos.
No se ve, por dónde, la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, puede revertir esos números.
Apuntala la acción de la Corte, al PAN local: eleva temporalmente, el ánimo de la militancia la victoria jurídica de Cabeza de Vaca contra la Fiscalía General de la República y amaciza al panismo fronterizo –especialmente el conducido por el Grupo Reynosa– en el estado.
(Se habla de un hecho que podría ser muy transitorio: el mandato de la SCJN, mantiene el fuero del Ejecutivo estatal, pero no lo blinda para después del 1 de octubre que deje el cargo. La FGR, regresaría con mayores arrestos contra un ex gobernador vulnerable).
De igual forma, genera esperanzadoras expectativas para el panismo y sus aliados –y su candidato– de anular la elección. Sólo que arrastran una debilidad de origen: estaban tan seguros de su triunfo, que el escenario poselectoral no lo vieron alargarse, ante lo que consideraron, la segura derrota de MORENA.
Las pruebas entregadas por los albiazules, son tan endebles que sólo queda el camino de la ratificación de los acuerdos tomados por los magistrados del TRIETAM.
Otros cambios, se generarán por ósmosis: obligarán al equipo de Villarreal Anaya, a replantear su gabinete. Ya no será un aparato para gobernar, en aguas turbulentas pero navegables; hoy, se exige, hombres y mujeres integrantes del Ejecutivo estatal, con capacidades para cargos candentes que serán muy demandantes con todos los apóstoles de Américo.
Ese escenario de encontronazos, incómodos y ásperos, favorece a personajes como Antonio Martínez Torres, Jaime Rodríguez Inurrigarro y Oscar Luebbert Gutiérrez. Más a este último que sigue siendo el único adversario que ha derrotado a Cabeza de Vaca en su tierra en forma inobjetable.
De igual manera: los aparatos de procuración y administración de Justicia, en este nuevo movimiento sociopolítico, demandan personajes de alto perfil para moverse con atingencia en un entramado jurídico-político espinoso y viscoso. Si deja sus fobias personales, Santiago Nieto, sería el idóneo para capitanear a ese estratégico y vital equipo –tendrían que poseer, las sólidas credenciales del ex director de la UIF del gobierno federal– del cardiólogo.
A partir del 1 de octubre –con la llegada de Villarreal Anaya a la gubernatura– aparecerá otra atmósfera sociopolítica.
E igual: el fuero que le han brindado a Cabeza de Vaca, se disipará, y será la FGR, quien reabriría los expedientes contra el reynosense.
Esas dos consideraciones finales, serán vitales para trazar los futuros inmediatos de Tamaulipas y sus actores políticos más relevantes.