En la historia del sindicalismo magisterial tamaulipeco, el maestro Abelardo Ibarra Villanueva ya tiene apartado un lugar, como el primero que llegará a la Secretaría General, por la vía del voto libre y secreto. Atrás ha quedado el corporativismo de los viejos tiempos caciquiles y la vetusta cultura del tapadismo en la Sección XXX.
Hoy, al frente de la Planilla Naranja, el profesor originario del municipio de Hidalgo, un hombre con valores éticos y morales, políticamente experimentado, llega al final del proceso eleccionario, como inalcanzable ganador de la votación de este viernes, por la dirigencia magisterial.
Ya solo es cuestión de trámite, para que las bases trabajadoras del SNTE tamaulipeco, acudan a las urnas para darle el golpe final a la política caduca del cabecismo, cuyo triste embajador Hamsho Ibarra no le alcanzó el tiempo ni las mañas y las amenazas, para despegar.
Jamás pudo crecer el gallo de los texanos de la marca Tam, y es que, sus flatulentos vientos huelen a corrupción, a opacidad y a una pesadilla de seis años, que hoy ha quedado superada, con la llegada de la Cuarta Transformación.
A solo 72 horas de que, el reloj de la democracia en la Sección XXX, marque la hora cero de las definiciones en la lucha por el poder, Abelardo se erige como el virtual ganador de un proceso que, a estas alturas es un fiel reflejo de lo que sucedió entre el PAN cabecista y el morenismo obradorista liderado por el hoy gobernador Américo Villarreal Anaya.
Si algo quedará demostrado en la jornada eleccionaria protagonizada por los miles de maestros tamaulipecos que por primera vez podrán decidir de una manera directa, y no a través de sus delegados, es que el pueblo magisterial no se equivoca, y ya no quiere más de lo mismo.
De manera que estamos a escasas horas de que el cabecismo sufra una derrota más que confirmaría hasta la saciedad, el hartazgo social hacia la marca Tam y el tácito rechazo hacia los emisarios de un pasado panista considerado como ejemplo de anti política, de violencia, de intolerancia y autoritarismo.
Todo esto es lo que representa el profesor Hamsho y su pandilla cabecista, de ahí que, estén condenados a la derrota.
No cabe duda de que la elección por la dirigencia del SNTE tamaulipeco que se llevará a cabo mañana viernes nueve de diciembre, será un buen parámetro para medir la decadencia de un grupo político, como lo es el cabecista, legendario en el ámbito estatal y nacional, por su corrupción y su lastimosa ausencia en la transparencia y la rendición de cuentas.
Justo ahora mismo, la Contraloría del nuevo gobierno americanista, está anunciando la integración de una gran cantidad de carpetas de investigación contra exfuncionarios cabecistas acusados de presuntas corruptelas y saqueo al erario.
El grupo de Hamsho en el SNTE está cortado con la misma tijera. Corrupción, autoritarismo, y un abierto desprecio por todo lo que huela a reivindicaciones de la clase trabajadora.
Por eso las maestros y maestros de la Sección XXX ya decidieron con cual proyecto se identifican. Van por Abelardo.
Las bases del magisterio tamaulipeco advierten que no permitirán que Cabeza de Vaca regrese a través del harbano Hamsho, para colocarlo como enclave de poder en la lucha por la senaduría.
Porque en el fondo de este escenario, eso es lo que está en juego: el retorno de un cabecismo que se siente perdido y políticamente jubilado. Arrumbado en el basurero de la historia.
El regreso del cabecismo no va a ocurrir, porque la gente ya los conoce. Se trata delos mismo grupos que un día sembraron la división, la discordia y el terror en Tamaulipas.
Por todo lo anterior, la conclusión de nuestro análisis es el siguiente:
Ya no falta mucho para comprobarlo. Lo dicen las encuestas; los analistas lo confirman.
En el SNTE, el triunfo de Abelardo es irreversible.